Dice en la porción Lej Lejá que Avraham viaja desde la tierra
donde nació, pero el Creador no le dice hacia dónde va. Sabemos, en
retrospectiva, que el Creador lo estaba enviando a lo que en aquel entonces era
conocido como la tierra de Canaán, hoy en día conocida como Israel. Era el
lugar a donde Avraham necesitaba ir para poder ascender a su siguiente nivel. Y
los kabbalistas nos relatan la historia detrás de la que conocemos; Avraham va
a una realidad de trabajo espiritual que está más allá de la naturaleza.
Mientras se
prepara para su viaje, el Creador dice: Lej lejá […] el haárets asher areca, “Vete
[…] a la tierra que Yo te mostraré”. El Creador, como dijimos antes, no le dice
a Avraham a dónde debe ir, solo le dice que empiece con el viaje. Los kabbalistas
enseñan que a medida que Avraham caminaba, llegaba a diferentes tierras; uno es
un lugar llamado Aram Najaráyim, donde dice que él ve que
las personas están comiendo y bebiendo de forma desorganizada y sin orden.
Avraham no sabe si es allí donde tendrá que descansar y ora al Creador y le
pide que no fuera ese el lugar donde debía permanecer.
Avraham continúa
caminando y llega a la tierra de Canaán, donde dice en el Midrash que vio a las
personas que sembraban cuando era debido, y recogían la cosecha en el tiempo
correcto; el trabajo en el campo era organizado. Él oró al Creador para que
fuera ese el lugar donde pudiera asentarse, y sabemos que por supuesto fue allí
donde permaneció.
Los kabbalistas enseñan que cada individuo tiene delante de sí 32.000 caminos posibles, de los cuales ninguno conduce a una conexión con la Luz del Creador. Además de esos 32.000 caminos, hay otro llamado Óraj Jayim, el Camino de la Vida.
Por lo tanto, muchos de nosotros
cuando vemos nuestro trabajo espiritual debemos ver que la interrogante no es
“¿Nos estamos transformando, estamos haciendo el trabajo espiritual o nos
estamos conectando?”, sino más bien “¿Cuán exactos y serios somos con respecto
a nuestro trabajo espiritual?”. Creo que algunos de nosotros entendemos que el
camino espiritual es uno general y relativamente ambiguo; al compararnos con la
persona que éramos hace años atrás, o con otras personas que conocemos, podemos
ver que por lo general nos encontramos en el camino correcto con transformación
y conexión, pero es ambiguo.
No obstante, la
verdad es que no es así. Existen 32.000 caminos similares frente a todos y cada
uno de nosotros. Son muy similares y parecen ser los correctos, lo que los
kabbalistas llaman Óraj Jayim, el Camino de
la Vida, pero no lo son. El número 32.000 no es una coincidencia. Si tomas este
número y lo divides entre los años de vida de una persona, y luego lo divides
entre los días, el resultado sería aproximadamente dos caminos por día (32.000
dividido entre aproximadamente ochenta años).
Por ende, la
enseñanza aquí es que cada día de nuestra vida recibimos la oportunidad, o la
apertura, dos veces al día para desviarnos solo un poco. Así que, si cada día,
cuando surgen los desafíos y las pruebas, tenemos cuidado de no desviarnos, y
atravesamos 32.000 pruebas en nuestra vida, tanto en este mundo como en el
siguiente, entonces estamos conectados con el Camino de la Vida.
Conclusión, cada día tenemos que estar atentos a que elijamos el camino más afín a la Luz.
Extraído de El Centro de Kabbalah Internacional
Michael Berg
Publicado por Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta - Coach
https://www.kabbalah.com/es/articles/maintaining-precision-our-spiritual-work/
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