jueves, 24 de enero de 2019

Un hombre libre


Yitró, suegro de Moshé, llevó a Tzipora, su hija y a sus nietos Gershon y Eliezer a reunirse con Moshé.

"Yo tu suegro Yitró vengo a ti, con tu mujer y sus dos hijos con ella."

Al siguiente día Yitró observó que hacía Moshé con el pueblo de Israel, y vio que se ponía el solo a atender a todo el pueblo de Israel, desde la mañana hasta la tarde.

"Su suegro le dijo: "No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo tú y también este pueblo que está contigo, porque el trabajo es demasiado pesado para ti, no podrás hacerlo tú solo."

"Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré y Di.os estará contigo. Tu debes ser el representante del pueblo delante de Di.os y somete tú los asuntos a Di.os."

"Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes y muéstrales el camino por donde deben andar y lo que han de hacer."

Le aconsejó que seleccionara varones de verdad, que aborrecieran la avaricia, para que ellos atendieran al pueblo, y así solo los asuntos graves llegarían a Moshé.

"Si esto hicieres y Di.os te lo mandare, tu podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar".

Toda la porción se llama Yitró, aunque él se va después de la tercera lectura a su tierra. 

Toda porción tiene siete lecturas, pero Yitró cumple su misión y se despide en la tercera, y aún así, esta parte de la Torah lleva su nombre.

A mi me gusta mucho esta porción porque Yitró le enseña el orden de delegar, de elegir a los líderes por su talento y no morir solo con el problema. Le enseña a ser eficaz en su tarea y a que esta fuera sustentable y efectiva y sin embargo, si atender el directamente lo grave, no dejar de lado lo que si era de su competencia.

Para mi esta es una gran enseñanza: hay muchas cosas que no nos corresponde hacer, puesto que no las haremos mejor que si les compartimos con otros, y sin embargo, las cosas que son de verdad nuestra responsabilidad que requieren de nuestra mayor atención y tiempo, son para las que hay que estar bien y sólido para atender.

Yitró me gusta porque él, al haber podido escuchar profundamente las leyes del Universo y la grandeza del Eterno, no tuvo que someterse ni suplantar; supo tomar su lugar de hombre libre y pudo regresar en paz a su tierra, sin estar exiliado ni usurpando las labores encomendadas a otro, pero no fue indiferente. Enseñó y compartió lo que le correspondía y puso cada cosa en su lugar.

Ni siquiera tuvo que quedarse a la revelación de los Diez Enunciados, que es el Gran Evento de esta porción. Él ya había visto, escuchado y comprendido. :-)

¿Qué lección te quedas Comunidad?

Prana Raquel Pascual

Letras en itálica es transcripción de la porción de lo escrito en la Torah. Biblia editada por El Centro de Kabbalah Internacional.

Imagen https://hirania.wordpress.com/2012/02/25/leclecq-y-la-jerarquia-de-los-valores/