sábado, 14 de diciembre de 2019

Corazón de cera



Generalmente me gusta ir en orden siguiendo la Torah semanal para que todos podamos percibir la energía de la Biblia como realmente es útil para cada persona: en sí mismos.

No se trata de religiosidad, sino de ser capaces de ver el orden y el sentido que tiene la vida, y de cómo la Biblia realmente no es un libro de historias extrañas, sino un código guía de nuestros pasos en nuestro proceso humano,

Por eso hoy, aunque sea de un texto de la porción inmediata anterior (Toldot), quise aprovechar las palabras de Michael Berg ya que al estar aún narrando el proceso de Jacob no queda fuera de lugar y menciona algo que quiero traerles a la vista.

Dice así, refiriéndose al momento en que Rivka le ayuda a Jacob a disfrazarse y hacerle pasar por Esaú para recibir la bendición de la primogenitura:

"Yaakov lloraba tanto que sus lágrimas caían sobre sus caderas y muslos, y está escrito que su corazón estaba tan débil como la cera. Estaba tan alterado y destrozado que ni siquiera podía moverse, y por ello el Creador envió a dos ángeles para apoyarlo y acercarlo a Yitsjak, ya que él no podía hacerlo por sí mismo. Yaakov había perdido el poder sobre su cuerpo y estos dos ángeles lo sostenían; ése es el secreto del versículo en Yeshayahu (Isaías): “No te rindas, porque el Creador está allí para apoyarte”.

Quizás algunos de ustedes lo hayan experimentado alguna vez, momentos en que no entiendes porque ciertas cosas te "rompen", incluso sin aparente razón. Vivencias totalmente involuntarias en tu vida que de momento pueden parecer "violencia innecesaria"...

Yo he tenido varias experiencias de este tipo este año y mi entera sensación es que ha sido un romper vasija

Soltar cosas que de otra manera yo traía realmente aferradas y que de otra manera seguramente postergaría indefinidamente para dejar. Lo siento como el fenómeno de la taza de té que está llena y que no puede recibir ya nada nuevo, así que el (mi) Ser Superior determinó derramar y romper esta taza para que no quedara ni la tentación de volverla a poner de pie en las mismas condiciones.

La vasija se tiene que cambiar después de rota, pero también da la oportunidad de recibir distinto e incluso de elegir un recipiente más grande o de distinta forma.

Duele, pero vale la pena darse cuenta de la oportunidad.

¿Tu cómo estás al respecto?

Prana Raquel Pascual
Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta