domingo, 10 de agosto de 2008

Resuélvelo. Agosto 10, 2008.

DOMINGO 10 DE AGOSTO DE 2008. A través de los años, se me han acercado estudiantes con sus dudas, queriendo saber lo que yo pienso. Muchas veces he respondido: 'No tengo una opinión' ¿Qué piensas tú?

'¿No tienes una opinión?'
Por supuesto que la tengo. El Géminis en mí tiene cantidades de opiniones. Pero mis opiniones no son tan importantes como las tuyas. Todos adquirimos el hábito de correr hacia nuestros maestros, doctores, abogados, padres, etc. por ayuda, y esto succiona nuestra energía. No necesitamos correr hacia otras personas cada vez que tenemos una duda.

El Rav siempre me ha enseñado que el proceso de darle vuelta a una duda en nuestra mente, resolviendo nuestro propio problema, es la forma en que ejercitamos nuestro libre albedrío. El buscar las dudas y resolverlas es como conectamos nuestra vida del 1 por ciento al 99 por ciento. La conciencia es el puente.

Cuando sacrificamos nuestro libre albedrío por causa de escuchar a otros, estamos rompiendo nuestro enlace con el lado espiritual de la vida.
Hoy, no te voy a decir lo que yo pienso que necesitas hacer. Resuélvelo tú.
Yehuda Berg
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Resuelvelo tú, como lo resolvieron en su momento los personajes de El Mago de Oz ¿Cómo lo resolvieron? Caminando su propio camino amarillo y descubriéndo que tenían la respuesta dentro de ellos y sólo era confiar en ella.
Esta afinación me recuerda uno de los episodios más duros de mi vida, en el que estuve durante aproximadamente cuatro años, una relación muy destructiva amor-odio a la que no le encontraba el final.
Recuerdo que eran días de constante duda porque aunque para cualquiera la respuesta le pareciera obvia, para mi no había llegado el punto en que mente y acción convergieran en el mismo lugar y yo pudiera ejecutar la solución evidente.
Evidente de fuera, dentro, mis emociones estaban demasiado involucradas y la tempestad en mi, no importando si el sol esplendoroso brillaba en algún otro lugar.
¿Cómo lo sobre-viví durante tanto tiempo? Contándole a cuanta amiga podía, la nueva fechoría o el nuevo disgusto que me habían hecho pasar. ¿Y sabes que solucionaba? La presión de la historia dentro de mi. Soltaba esa tensión y me quedaba sin gasolina para actuar porque la energía que necesitaba para actuar me la había gastado en palabras.
Un día Gracias a D-os, me dí cuenta.
Decidí guardar silencio. Contener el dolor dentro de mi por días, no importando cuanto tuviera de "anecdótico" esta vez lo que hubiera pasado. Dejé de publicar la novela de capítulos. Todo lo guardé. ¿Con que fin? Con el clarísimo fin de lograr una cantidad suficiente de energía potencial en mi interior que ejecutar en la última batalla.
Y así fué. Un día tuve suficiente fuerza contenida en mi interior, no la había malgastado en diluirla en paliativos. Y ese día se acabó.
Hoy recuerdo esa como una gran lección de mi pasado, ya no tengo ningún rencor por esa persona que realmente fué un gran maestro de algo que yo debía aprender, pero me quedó claramente establecido, la arquitecta de mi destino, soy yo. ´
Cuando decidí ayudarme a mi misma, D-os me ayudó a mi. Hoy es realmente, sólo una lección que recordar.
Fuerza.
Prana Pascual