jueves, 1 de junio de 2017

El momento de la concepción


Hoy les comparto un texto de Karen Berg, con conceptos muy interesantes:

La porción de esta semana, Nasó habla entre otras cosas de un pasaje en el que un ángel se acerca a una mujer embarazada y le dice todo en lo que debe hacer restricción para que su hijo nazca siendo nazareno.

La importancia de esta historia no está reservada para las mujeres embarazadas, cómo pudiste haber imaginado. Esto se relaciona con cada uno de los aspectos de la vida humana. 

Concebimos constantemente, ¿no? Siempre creamos vida de algún tipo. Ya sea que creemos nuevas amistades, iniciemos nuevos proyectos de negocios, horneemos un pastel o concibamos un niño: lo que determina el resultado de cómo será nuestra vida no son solamente nuestras acciones, sino también nuestros pensamientos mientras las realizamos.

La comida hecha por una madre siempre sabrá mejor porque fue hecha con amor. Un negocio que inicia inspirado por una verdadera pasión y deseo de compartir suele ser más exitoso que los que son hechos para enriquecerse rápidamente. 

Y sí, los niños que son concebidos en un momento de genuina conciencia espiritual e intercambio de amor verdadero desde luego que son almas especiales.

Me gustaría que hicieras algo esta semana: fíjate en tus propios "hijos rebeldes". No me refiero literalmente (a menos que, por supuesto, sí tengas hijos rebeldes). ¿Qué no funciona en tu vida? ¿Cuáles son las áreas en las que las cosas tienden a descontrolarse?

Ahora, remóntate al inicio y pregúntate si tu conciencia estaba en un estado de compartir cuando todo el proceso inició. Pero ¿sabes algo? La buena noticia es que siempre podemos cambiarlo. Siempre podemos mejorar el futuro con simplemente ser mejores aquí y ahora.


Como verás, a veces no tenemos que cambiar nuestras acciones. Sólo necesitamos que nuestras intenciones sean puras de corazón. Con un deseo de compartir como la fuerza motivante detrás de todo lo que hacemos, seguramente crearemos mejores horizontes para nosotros y los demás.

Karen Berg