viernes, 11 de julio de 2025

¡¡No mates al mensajero!!


¡¡No mates al mensajero!!

El episodio que hemos estado revisando de Bilaam golpeando a su burra por ser incapaz de ver que ella le estaba tratando de poner a salvo del bloqueo del Ángel.

La expresión "No mates al mensajero" tiene raíces muy antiguas y surge de la práctica literal en la Antigüedad, cuando los mensajeros eran enviados para comunicar noticias —especialmente malas— a reyes o líderes poderosos. Si la noticia era desfavorable, el mensajero podía ser castigado o incluso ejecutado, aunque él solo fuera el portador y no el causante de la situación.

Uno de los relatos más citados sobre el origen proviene de la obra Vidas paralelas de Plutarco, donde se narra que Tigranes el Grande, rey de Armenia, mandó decapitar al emisario que le informó sobre la llegada de un ejército enemigo. Como consecuencia, nadie más se atrevió a traerle noticias, y el rey quedó aislado de la realidad mientras la guerra avanzaba a su alrededor.

La frase también aparece en la literatura clásica: en la Antígona de Sófocles se menciona que “nadie ama al mensajero que trae malas noticias”, y Shakespeare la utiliza en obras como Enrique IV y Antonio y Cleopatra, donde se advierte sobre la injusticia de castigar al portador de un mensaje desagradable.

Hoy, la frase se usa de manera figurada para señalar la tendencia humana a culpar o castigar a quien transmite una mala noticia, en vez de responsabilizar a la verdadera causa del problema.

Se considera una variante de la falacia ad hominem, donde se ataca a la persona que comunica una información en vez de enfrentar el contenido o la realidad del mensaje.

En resumen, "No mates al mensajero" es una advertencia sobre la importancia de no desviar la frustración o el enojo hacia quien simplemente transmite una información, recordando que eliminar al portador no cambia la realidad del mensaje.

¡Cuidado! Es muy frecuente que tratemos de "matar al mensajero" (de modo figurativo), para no aplicar las medidas que necesitamos en nuestra vida y sentimos que eliminando o "cancelando" al mensajero, es decir, desacreditándolo, enemistándonos con él, rompiendo relación con quien nos está tratando de transmitir una verdad que necesitamos escuchar, nos quedamos sin recursos del entorno para atender apropiadamente situaciones que tenemos sin atender o problematizadas.

Mi sugerencia es, si es posible, NO REACCIONAR...hacer una pausa para digerir lo que nos están tratando de comunicar y distinguir entre el mensaje y su portador, pero si no pudiste hacerlo, tratar de recapacitar y pedir una disculpa a tiempo o tomar la oportunidad de hacer la corrección o los ajustes que nos están siendo transmitidos...ser inteligentes espiritualmente hablando.

Shabbat Shalom

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Fuentes: consolidadas por Perplexity IA

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