¡¡No mates al mensajero!!
El episodio que hemos estado revisando de Bilaam golpeando a
su burra por ser incapaz de ver que ella le estaba tratando de poner a salvo
del bloqueo del Ángel.
La expresión "No mates al mensajero" tiene raíces
muy antiguas y surge de la práctica literal en la Antigüedad, cuando los
mensajeros eran enviados para comunicar noticias —especialmente malas— a reyes
o líderes poderosos. Si la noticia era desfavorable, el mensajero podía ser
castigado o incluso ejecutado, aunque él solo fuera el portador y no el
causante de la situación.
Uno de los relatos más citados sobre el origen proviene de
la obra Vidas paralelas de Plutarco, donde se narra que
Tigranes el Grande, rey de Armenia, mandó decapitar al emisario que le informó
sobre la llegada de un ejército enemigo. Como consecuencia, nadie más se
atrevió a traerle noticias, y el rey quedó aislado de la realidad mientras la
guerra avanzaba a su alrededor.
La frase también aparece en la literatura clásica: en
la Antígona de Sófocles se menciona que “nadie ama al
mensajero que trae malas noticias”, y Shakespeare la utiliza en obras
como Enrique IV y Antonio y Cleopatra, donde se
advierte sobre la injusticia de castigar al portador de un mensaje desagradable.
Hoy, la frase se usa de manera figurada para señalar la
tendencia humana a culpar o castigar a quien transmite una mala noticia, en vez
de responsabilizar a la verdadera causa del problema.
Se considera una variante de la falacia ad hominem, donde se
ataca a la persona que comunica una información en vez de enfrentar el
contenido o la realidad del mensaje.
En resumen, "No mates al mensajero" es una
advertencia sobre la importancia de no desviar la frustración o el enojo hacia
quien simplemente transmite una información, recordando que eliminar al
portador no cambia la realidad del mensaje.
¡Cuidado! Es muy frecuente que tratemos de "matar al mensajero" (de modo figurativo), para no aplicar las medidas que necesitamos en nuestra vida y sentimos que eliminando o "cancelando" al mensajero, es decir, desacreditándolo, enemistándonos con él, rompiendo relación con quien nos está tratando de transmitir una verdad que necesitamos escuchar, nos quedamos sin recursos del entorno para atender apropiadamente situaciones que tenemos sin atender o problematizadas.
Mi sugerencia es, si es posible, NO REACCIONAR...hacer una pausa para digerir lo que nos están tratando de comunicar y distinguir entre el mensaje y su portador, pero si no pudiste hacerlo, tratar de recapacitar y pedir una disculpa a tiempo o tomar la oportunidad de hacer la corrección o los ajustes que nos están siendo transmitidos...ser inteligentes espiritualmente hablando.
Shabbat Shalom
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt
Fuentes: consolidadas por Perplexity IA
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