domingo, 25 de enero de 2009

Si, hazlo. Enero 25, 2009.

DOMINGO 25 DE ENERO DE 2009

La conciencia del cuerpo tiene un atributo de pereza, de guardarse las cosas para sí mismo. Es por ello que se requiere tanto esfuerzo para dar de nosotros mismos. Y sin embargo, no somos nuestro cuerpo. El cuerpo es únicamente un vehículo para el alma.


No pensamos que somos la computadora sólo porque usamos una ¿O sí?


Hoy, da unos pasos hacia atrás y considera esto. Date cuenta qué tan a menudo tu alma dice: "¡Sí, hazlo!" y tu cuerpo dice: "Ah... no te molestes"

Yehuda Berg
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"La calidad de nuestros pensamientos determina la calidad de nuestra vida". Esta frase la tomo directamente de la afinación semanal de Yehuda.


Esta semana, la clase fué impartida por un maestro directo del Rav Berg, Shimon Sarfati.


Shimon nos comentó entre muchas otras cosas dentro de la clase (importante decir que estamos estudiando el proceso de la salida de los isrealitas de Egipto, es decir la salida del Alma de su prisión del Ego), lo importante que es, primero que nada reconocer que se es adicto, que se es prisionero, si no es imposible cambiar. ¿Adictos a qué? A la flojera, a los celos, a la ley del menor esfuerzo, al orgullo, a la ira, al juicio etc.


Nos contó al respecto una historia del Rambam, filósofo y kabbalista nacido en Córdoba, España.


Nos contó que este Maestro, revisando el argumento de que "con entrenamiento,tu puedes cambiar todo", con sus estudiantes, les decía: "Necesitamos experiencia, entrenamiento y entonces cambiar lo que sea", "Se los voy a probar" -les dijo- y los llevó al patio de la escuela y dijo “¿Ven ese gato? En seis meses a partir de ahora lo vamos a entrenar para ser un mesero y el servirá la comida, aun cuando es un gato lo haremos diferente a través del entrenamiento” Así se dieron a la tarea y le dedicaron horas a entrenar al animalito y así, al final del plazo, el gato obedecía y traía la sopa vestidito de mesero. Sin embargo, un día en uno de los viajes a la cocina con un plato en las patitas, el Rambam sacó un ratón de su bolsillo y se lo lanzó al gato ¿Y saben que pasó con el entrenamiento? ¡¡Se le olvidó y salio detrás del ratón!! En unos minutos se perdió todo lo que le habían entrenado. La enseñanza que quería darles es que así nos pasa a nosotros con en el trabajo espiritual. Si no se cambia desde la semilla (la conciencia) no se puede cambiar el efecto (la conducta de nuestro cuerpo).


Así que tenemos que ir al origen que da a lugar a nuestro comportamiento. Hacerlo al revés deja abierto el riesgo de que a la menor provocación, salgamos disparados a perseguir al ratón de nuestra adicción, sea cual esta sea.


Trabaja conciencia. Feliz domingo.

Prana Pascual
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