¿Has observado que normalmente todo en esta vida oscila entre polaridades?
En realidad nada es completamente blanco o negro como concepto, sino una expresión intermedia entre ambas posibilidades, y no siempre es en la mitad matemática donde podemos encontrar lo que llamamos "el justo medio" que pacifica, sino que involucra que profundicemos con nuestro entendimiento en la situación, para poder comprender cual es el matiz que realmente pone en balance entre los puntos de vista, los acuerdos entre personas, nuestro balance entre lo que "quiero y debo", y también entre lo que se manifiesta como "destino y elección".
Matot, desde la óptica kabbalística, simboliza el enfrentamiento y la reconciliación de dos realidades opuestas fundamentales:
En la porción Matot-Masei, la Torah utiliza el término “matot” (varas, tribus), que puede interpretarse como ramas separadas de su origen, lo que alude a la experiencia humana de sentirse desconectado y endurecido por la vida.
Este concepto se contrapone al de “shevatim” (ramas vivas), que refleja momentos de mayor conexión y vitalidad espiritual. Así, la dualidad está presente en la oscilación entre sentirnos parte de algo más grande o aislados en nuestra individualidad.
La Kabbalah enseña que existen dos dimensiones: el universo perfecto (representado por el Nombre Tetragrámaton) y el universo caótico y limitado (representado por Elokim). El número 112 de los versículos en Matot simboliza la fusión de estos dos mundos (26+86=112), subrayando la coexistencia de realidades aparentemente inconciliables que pueden ser integradas.La dualidad es inherente a la existencia (mente/materia, caos/orden, separación/unidad).
La unificación ocurre al identificar los opuestos, reconocer su función complementaria y, por medio de la consciencia, lograr integrarlos en una realidad superior donde coexistencia y armonía sean posibles.
Nuestra capacidad para hablar, decidir y alinear la intención son herramientas esenciales para “traer” la energía de la realidad perfecta al mundo material y así disminuir el caos en nuestra vida cotidiana.