Sé que hoy es más tarde de lo habitual para publicar, pero no quiero dejar de hacerlo porque ayer estuve trabajando con un paciente, un tema que me pareció interesante:
Romper vasija deliberadamente.
La Kabbalah nos explica nuestra existencia en este plano como "vasijas", cada ser humano una vasija.
Podríamos decir que todo es una vasija: plantas, piedras, insectos, vertebrados e invertebrados, hongos, TODO, ya que todo es un recipiente de la Luz infinita, que particularmente en este plano se puede manifestar como "individuos", cuando en realidad, primordialmente todo es UNO.
La vasija -nos enseña la Kabbalah- está hecha por decirlo así, de deseo de recibir, justo la polaridad de la naturaleza de la Luz que su naturaleza es compartir, dar infinitamente.
Este deseo de recibir para sí mismo que tiene cada vasija es lo que hace que cada ser tenga una manifestación de interacción para obtener más Luz, y en casos mucho más sofisticados -como es en el caso del humano- aprender a ser como la Luz, es decir aprender a compartir.
Pero los humanos no somos vasijas idénticas, somos vasijas irregulares entre nosotros mismos, nuestro deseo de Luz no es exactamente igual, algunos tendremos más, otros menos y quizás eso lo veremos en la vida cotidiana como "tener iniciativa" o "tener anhelos", "desear hacer proyectos" o por el contrario, ser más conformistas, saciarnos con poquito, ser perezosos o poco ambiciosos.
Esto es una esquematización simple de algo que estoy segura es más complejo, pero procuro hacer una recapitulación de lo que ya hemos estudiado hasta ahora.
¿Tenemos que quedarnos con el mismo tamaño de vasija siempre? No. La vida es el escenario idóneo para que los humanos sintamos como despierta más deseo a partir de necesidades, a partir de tentaciones, de estímulos, así es como podemos ir agrandando vasija.
Normalmente cuando alguien crece mucho en deseo ,es por haber estado expuesto a muchos estímulos que han hecho que desee mucho más, se dice que rompe vasija; es como si fuéramos moluscos que tienen una caracola que ya no les queda y que tuvieran que salir y cambiar, o como algunos animales que literalmente tienen que cambiar de piel para desarrollar una nueva "vasija" más grande.
Los humanos crecemos y nos desarrollamos pero después de alcanzar nuestro tamaño estándar en la vida...¿Eso quiere decir que hasta ahí llegó nuestra vasija? En realidad no.
Hay dos maneras de generar una vasija más grande, una es que el entorno, las experiencias, los retos nos la rompan, es decir a través de situaciones dolorosas que nos contradigan, que nos pongan oposición, que a veces nos rompan el corazón o nos desgarren de pena... Pero usualmente esa es la forma involuntaria.
Existe la manera voluntaria de romper vasija: podremos seguir creciendo en forma proactiva, a través de generar ganas de evolucionar, de trascender, de dejar legado, de generar comunidad o empresa, de ser creativo, innovador. Esa es otra manera de romperla. Esta puede también dar inseguridad o imponernos el enfrentar incertidumbre o miedo a lo desconocido, pero esta es más estimulante y más promotora de autoestima que la anterior y también en crecimiento como ser porque incorporas más Luz en el proceso.
Si de cualquier manera venimos a volvernos vasijas más grandes a través de romper nuestro molde original ¿Tú qué método eliges?
Prana Raquel Pascual Mejía - Psicoterapeuta Gestalt
Imagen Meta AI Imagen / prompt: mariposa saliendo de la crisálida