sábado, 19 de marzo de 2016

Sábado 19 de marzo de 2016. Desaprender el egoísmo.


Sábado 19 de marzo de 2016

No tenemos que aprender a amar, sólo tenemos que olvidar todo lo que nos impide hacerlo.

Karen Berg
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Ayer vi un documental llamado ¿Qué nos hace humanos?

Es muy interesante porque es un material en que a partir de observación y experimentación científica comparativa entre monos y humanos, se ve qué es lo que --a pesar de compartir 99% del DNA y sólo tener de diferencia un 1%-- ese 1 nos hace la enorme diferencia de lo que vemos de distinto entre chimpancés y otras especies de primates, y los seres humanos.

En uno de los experimentos aplicados por igual a un par de chimpancés adultos y a pares de niños humanos de aproximadamente tres años de edad.

En los dos casos, el experimento es igual, una situación en la que ambos participantes tienen que colaborar para conseguir una recompensa y si no se ayudan, no sucede.

En los dos casos ciertamente se logra dar la cooperación para el logro de la meta. Muy notable en ambos grupos, sin embargo, en el experimento surge una sutil pero crucial diferencia:

El el caso de los chimpancés, si se ayudan pero si uno consigue la recompensa (un plátano en este caso) antes, inmediatamente deja de ayudar a su compañero. Se olvida de él.

En el caso de los niños, no lo hacen con bananos sino con canicas. Los niños colaboran, hasta que se logra, pero en un pequeño resultado manipulado por el investigador, en el siguiente intento, pone la acomodación de las canicas para que en vez de que los dos niños reciban recompensa idéntica, hace que sea desigual, siendo entonces que uno de los niños recibe por el mismo esfuerzo tres y el otro una.

En las diversas repeticiones pasa algo interesantísimo. Una vez logrado el trabajo de sacar las canicas de la caja de las que tenían que jalar por igual para lograrlo, de pronto uno de los niños se ve con una sola canica en su manita, y el otro con tres. De inmediato y sin pensarlo el que tiene tres, le da una a su compañerito para quedar iguales y se van felices ambos.

Algo especialmente importante en este ejercicio, es que esto se logra si y solo si, de inicio tienen que trabajar el colaboración para lograrlo. Eso hace la gran diferencia entre los niños, trabajar dese un principio unidos por la meta en común.

Niños de tres años, es decir, muy poco socializados aún en todas las normativas éticas y morales que después vamos adquiriendo, sino en una naturaleza mucho más fresca. Compartir es un acto dentro de la naturaleza humana más interna aunque creamos lo contrario.

Más bien hay que desaprender el egoísmo.

¿Maravilloso no crees?

Shabbat Shalom Vayikra

Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta | Coach