ESPIRITUALIDAD EN ACCIÓN
TRANSFORMACIÓN PERSONAL
Por Karen Berg Jul
22nd, 2017
Hay muchos aspectos que forman parte de la
espiritualidad. Por supuesto, está el estudio con el que podemos obtener
conocimiento sobre las muchas profundidades de la magnificencia del Creador.
También está la oración, un canal por el que las palabras y pensamientos pueden
conectarnos con la omnipresencia de la Luz de Dios. Ambos aspectos son
importantes, pero hay otro más, uno que considero que es el más poderoso para
alcanzar un estilo de vida espiritual y todas las bendiciones y la plenitud que
vienen con él.
Esto es a lo que me gusta llamar espiritualidad en
acción. Ya que no hay nada que genere más positividad en el mundo que extender
nuestro corazón a los demás o dar una mano amiga a alguien que la necesita.
Orar a Dios es hermoso y estudiar sobre Dios es el camino a la iluminación,
pero ser como Dios es verdaderamente divino.
En la porción del Zóhar que leemos en esta semana hay
una historia sobre un niño de seis años llamado el Yenuká (el niño) quien tenía
el don de la visión espiritual. Cuando dos visitantes entraron a su casa (almas
justas, por cierto), él fue capaz de “ver” que no habían hecho las oraciones
matutinas. Él podía “ver” que no habían establecido determinados canales
espirituales para ese día. Esto no sólo es testimonio del hecho de que los
niños pequeños generalmente tienen más acceso al plano oculto que los adultos,
pero mientras la historia avanza, encontramos una gran lección.
Después de que el niñito pone al descubierto a estos
dos hombres justos, ellos quedan atónitos. Confirman que sí, él está en lo
correcto, ellos no habían hecho sus conexiones. Pero luego explican la razón:
estaban ocupados ayudando a una pareja que estaba retrasada en su casamiento
por asuntos económicos y no tenía familia ni amigos que la apoye. Ellos
perdieron su propio “tiempo” con el Creador porque habían estado “practicando”
lo que “predicaban”. Sabían que esta acción de compartir verdadero, por la que
no tendrían restitución ni beneficio, era más importante dicha mañana.
¡Un recordatorio excelente! Es muy fácil asumir una
rutina en nuestro propio trabajo espiritual y olvidar la razón por la que
realizamos este camino espiritual en primer lugar. Gracias a la Torá, somos
bendecidos con lineamientos definidos, pero no debemos olvidar nunca las ideas
de empatía, bondad y dignidad humana; ya que inevitablemente son las que
cambian el mundo.
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