Martes 3 de marzo de 2015
La amistad es la piedra angular de la espirtitualidad.
Karen Berg
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No me parece poca cosas nombrar a la amistad la piedra angular de la espiritualidad.
Me parece que cuando hablamos de nuestra familia podmos tener una serie de factores en que estamos de alguna forma inducidos a amarlos o a apoyarlos, o que definitivamente nos generan una animadversión más intensa aún de lo normal por su condición de "irrevocables" en nuestra vida, quieras o no quieras son "tu snagre". He visto ambos casos, los que los llevan muy cerca del corazón y los que están verdaderamente enfrentados a sus familias de origen, casi me atrevo a afirmar que no suele haber posibilidades de evadir tener una postura fuerte ante este grupo de personas.
Sin embargo, más allá de las fronteras de nuestras familias, está una gama de otras posibilidades y esto es lo que podríamos denominar: los ajenos.
Fuera de nuestras familias de origen están de manera circundante tooooodos los demás, las personas que por algún motivo rondan nuestras vidas porque son nuestros padrinos, o los vecinos, los compañeros de escuela, los amigos de nuestros padres etc etc etc, y de todos esos, incluso de los que parecería que no hay relación alguna, son quenes pueden llegar a ser nuestros hermanos del alma, más que mucha gente que aperecería como los "destinados" a ser cercanos.
Esos ajenos que se vuelven realmente eje en nuestra vida son los que a veces he denominado, "la familia cósmica". Hay quien les nombra "la familia que se elige".
Lo maravilloso de los amigos es que no tienen que llevar la carga de lo hereditario, ni de lo genético, tampoco la competencia propia de haber crecido como par de alguien más, bajo los ojos de unos mismos padres en común o de maestros que podían hacer las molestas comparativas.
Los amigos son gente con quienes se extienden lazos desinteresados de afinidad (hablando de los amigos del alma) la gente que nos complementa y que no por tener diferencias sustanciales con nosotros mismos nos molesta, sino que por el contrario, nos fortalecen con su capacidad de ver las cosas desde distinta perspectiva y sin embargo mantener alguna fórmula secreta de simpatía que no nos incomoda sino que nos enriquece.
Cuando estás en un camino espiritual, encontrar estas personas que se vuelven tus complíces de madrugadas de desvelo, de llenar los vacíos que a veces nos pueden querer abarcar de dudas, mientras nos recuerdan los milagros y las verdades que hemos descubierto juntos, los que entienden con claridad, lo que para otros son "tus rarezas", "tus tériminos", "tus prioridades".
El camino en solitario presenta muchos más peligros y riesgos que andarlo acompañado. Los kabbalistas solían nunca viajar individualmente, casi siempre iban en grupo o al menos en pares, porque la consciencia de dos, o la consciencia de unidad les proporcionaba una solidez mayor.
¿Eres un buen amigo espiritual? ¿Quenes son esas personas que se vuelven pilares para que no abandones ni caigas en el descrédito de la ruta en la que es fácil caer?
Si eres espiritual, no puedes dejar de apreciar la amistad. No puedes dejar de intentar ser a tu vez, quien cobije los momentos de incertidumbre de tus compañeros. Solo volviéndonos un tejido fuerte podremos cubrir la masa crítica que puede hacer la diferencia en el mundo.
Feliz día Querida Comunidad
Prana Raquel Pascual