Mientras avanzamos en nuestro camino espiritual, creo
que muchos de nosotros en determinado momento cometemos el error de creer que
el estilo de vida espiritual no toma en cuenta al mundo de la fisicalidad. Pero
si este fuese el caso, ¿entonces por qué estamos aquí? Una persona puede
sentarse en la cima de una montaña a cantar y orar todo el día, todos los días,
toda su vida. ¿Esto la hace espiritual? No lo sé, pero algo en lo que
personalmente creo es en que cuando lleguemos allá arriba, primero nos
preguntarán: ¿Cómo hiciste del mundo un lugar mejor durante tu tiempo en la
Tierra? ¿Cómo compartiste con tu prójimo? ¿De qué manera mejoraste la vida de
los demás al formar parte de ella?
Si la espiritualidad se define como la superación de la
fisicalidad, entonces primero debemos aprender a superarnos a nosotros mismos.
El trabajo espiritual consiste en superar el egoísmo y en su lugar elegir ser
generoso. Consiste en superar el juicio y en su lugar elegir ser
misericordioso. Consiste en subir la escalera hacia la mejor versión de
nosotros mismos, ascendiendo escalón por escalón.
Revelamos la mayor Luz celestial a través de nuestras
acciones físicas, por ejemplo: cada vez que compartimos una comida con un
compañero de trabajo, hacemos voluntariado en un refugio local, abrazamos a un
amigo o le sonreímos a un desconocido.
Un estilo de vida espiritual incorpora al espíritu en
cada faceta de nuestra vida humana física.
La porción de esta semana se llama Behaalotjá, que
significa (¡ya lo sabes!) “superar”. En los próximos siete días, haz de
mejorarte a ti mismo, ser mejor hoy que ayer, una prioridad. Y recuerda, en
cada acto bondadoso que le ofrecemos a alguien más, ¡avanzamos de donde
estábamos momentos antes!
Con los simple actos de mejoramiento de este mundo
físico superamos la versión previa de nosotros mismos y elevamos al mundo en el
proceso.
Karen Berg
http://es.kabbalah.com/blogs/karen-berg/behaalotj%C3%A1-superarnos-nosotros-mismos