jueves, 2 de enero de 2020

El trago amargo de la verdad



Estoy convencida de que el peor engaño, es aquel que del que nos convencemos a nosotros mismos.

Dijo uno de nuestros maestros: Lo que la Luz espera de nosotros, no que seamos perfectos, sino que nos digamos la verdad.

Cuando Yehuda (hermano de Yosef) dice la verdad en esta historia, cuando "no tuvo cara para perpetuar el engaño de que ellos habían desaparecido a Yosef " y para regresar ahora sin el niño Benjamín a su casa, después de que le había prometido a Jacob que no le pasaría nada, atravesó un verdadero infierno ante la situación, pero una vez tomada la decisión, dicho infierno se disolvió más pronto de lo  de lo que pudo imaginar, ya que prácticamente en el momento en que asumió su responsabilidad, dicho sufrimiento terminó.

¿Cuantas veces el sufrimiento no se detiene, porque nosotros no podemos ser vasijas plenas de nuestra responsabilidad?

He observado muchas veces que en procesos de duelo, cuando hay que dejar ir, despedirse o simplemente aceptar algo que nos es muy incómodo, tomar el trago amargo de la verdad, es el verdadero antídoto. 

El momento en que te confiesas a ti mismo --a esa parte de ti que se está negando a asimilar lo que es ya se siente como un mar contra el dique 
resquebrajándose-- es cuando empieza la sanación.

A veces la verdad nos inunda porque no la asimilamos antes, y eso vuelve muy doloroso el proceso, pero a veces puedes llegar a la conclusión de que la situación cambió y no volverá a ser como la recordamos o nunca será como la queríamos...entonces se puede manifestar como realmente es y quizás nos sorprenda con que la verdad es mucho más feliz de lo que nos podíamos imaginar.

Este año que empieza es buen momento para proponerte ser más sincero contigo mismo...de ahí se abre la posibilidad de una plenitud verdadera.

Feliz día Comunidad

Prana Raquel Pascual
Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta