martes, 1 de diciembre de 2020

El beso


Veinte años después de que Jacob "robó" la bendición, estaba a punto de encontrarse con Esaú una vez más. 

Había mucho en juego, no solo para Jacob y su familia, sino para todo el cosmos. ¿Se abrazarían los hermanos? ¿Se reconciliarían la energía y los deseos materialistas de Esaú con la espiritualidad de Jacob? ¿O Esaú y Jacob, materia y espíritu, estarían en guerra para siempre?

Por fin llegó el momento. La Torá describe el fatídico encuentro entre los hermanos: "Y Esaú corrió hacia él y lo abrazó, y él se echó sobre su cuello y lo besó, y ellos lloraron".

Para nuestra gran sorpresa, y quizás para la gran sorpresa de los mismos hermanos, tanto Jacob como Esaú entendieron la necesidad que tenían el uno del otro. Descubrieron sentimientos profundos el uno hacia el otro. Se dieron cuenta de que compartían la misma fuente y el mismo padre.

Los hermanos luego se separaron. El vínculo de amor y compasión que se había establecido entre ellos aún era frágil. Se dieron cuenta de que para que pudieran establecerse juntos en armonía, se necesitaría más trabajo. Solo en la era mesiánica el mundo experimentará la salud de la relación restaurada entre Esaú y Jacob, entre la materia y el espíritu, entre el cuerpo y el alma.

Hasta entonces, eso depende de nosotros fomentar esta relación Depende de nosotros fomentar esta relación, nutrirla y permitirle prosperar y crecer.

Fuente chabad.org

Prana Raquel Pascual

Coach de Vida y Carrera -Psicoterapeuta Gestalt

Imagen y fuente https://www.chabad.org/parshah/article_cdo/aid/4568438/jewish/The-Kiss.htm