viernes, 24 de marzo de 2023

La cadenita que formamos

 


Hoy me desperté con una peculiar idea. A veces, cuando alguien nos hace daño, a veces cuando alguien nos decepciona, a veces cuando alguien nos provoca dolor, quisiéramos verle pagar por ello. Muchas veces los humanos pasamos por el amarguísimo sendero del odio y del deseo de venganza. Quizás haya quienes no lo reconozcan como una vivencia muy vigente en sus registros de vida, pero otros que identifican sus heridas de una manera más evidente, podrán reconocer estos sentimientos.

Eso, nos pasa a las personas promedio, no solamente a los malos malísimos. No tienes que ser un malo de malolandia (como escuche simpáticamente decir a alguien hace unos días) para sentir cosas que a la luz clara de tu mejor consciencia, quisieras no sentir.

Todos preferimos sentirnos "el bueno de la película", "la persona que solo tiene pensamientos nobles y elevados", pero no es así, al menos no las personas promedio; tal vez haya ángeles entre nosotros que te dirán que ellos nunca, pero bueno, creo poco en que eso sea tan cierto porque no puedo escuchar siempre el crujir de las entrañas de nadie al estar siendo sometido a una injusticia como las muchas que llegan a suceder en este mundo, pero no se trata de desmentir a nadie a cada rato.

Si eres de estas personas estándar promedio que a veces sientes ternura pero a veces amargura te quiero decir: ver a otro "pagar su karma", no sana tu propia herida. A veces, sabes de personas que se ganaron lo que les está pasando, ni siquiera tiene que haber sido algo que te hicieron a ti, quizás fue una manera en como decidieron ellos vivir sus vidas y piensas que cuando hagan las cuentas finales de sus actos entonces se darán cuenta y eso será de alguna manera satisfactorio de mirar...te tengo noticias: No. No lo es.

Lamento informar, pero quiero hacerlo para que se sepa: aún cuando sabes que alguien que sufre, construyó su propia estructura de dolor, eso no proporciona ni alivio ni felicidad. La felicidad verdadera no puede venir de ver sufrir a nadie más, quitémonos esa idea tan errónea.

En Kabbalah se nos enseña que lo único que puede eliminar el dolor y sufrimiento del mundo es elevarnos todos, ayudar  a otros a también elevarse porque mientras haya uno que sufra, toda la cadena de personas eventualmente sufre.

Cuando ves a un ser querido sufrir no hay manera de que tú puedes ser feliz del todo, y cuando tú no eres feliz del todo y alguien que te quiere te ve a ti sufrir por ello, a su vez se va a desmoronar algo de su propia plenitud, y así es como se hace una cadenita de tristeza y pena.

Estamos todos conectados lo creamos o no, de verdad dependemos de la felicidad de todos para que en algún momento la consciencia de unidad en el espíritu haga de este un verdadero cielo en la tierra.

Simplemente te quiero dejar la reflexión, no es que te traiga una solución "llave en mano", lo que quiero es detonar reflexiones importantes y útiles para tu vida que nos puedan ir acercando a ese paraíso que intuimos que alguna vez existió y que todos añoramos en lo recóndito de nuestra alma inmortal.

Shabbat Shalom

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt - Coach

Imagen: http://www.informaciondelonuevo.com/2018/10/la-persona-promedio-es-capaz-de.html