sábado, 6 de junio de 2020

Una verdad espiritual acerca del cambio



El comienzo de la porción Behaalotjá habla acerca del encendido del candelabro. El Creador le dice a Moshé que le ordene a Aharón que encienda el candelabro en el Beit Hamikdash (Templo), y está escrito que Aharón siguió las órdenes que le dieron. Moshé dijo: “Así es como el Creador quiere que lo hagas”, y Aharón lo hizo; esto nos dice que él no cambió las instrucciones que recibió de Dios.


Pero ¿por qué —preguntan los kabbalistas— la Torá dice que Aharón siguió las órdenes? ¿Por qué la Torá necesita informarnos esto? Estamos hablando de Moshé y Aharón; sin duda ellos entendían que esta era la manera en la que el Creador quería que se hiciera el encendido. Ciertamente, Aharón escucharía y no cambiaría las órdenes. Parece casi innecesario que la Torá nos diga esto. Pero, como sabemos, todo en la Torá tiene un propósito.
La respuesta que dan los kabbalistas, que no solo es importante sino también muy práctica, es la siguiente. Cuando se alaba a Aharón, no se alaba que Aharón no haya cambiado las instrucciones o la orden que se le dio, sino más bien que el mismo Aharón no cambió. El encendido del candelabro era una de las acciones más importantes a realizar, por lo tanto, el trabajo espiritual que estaba haciendo con el encendido del candelabro reveló una enorme cantidad de Luz tanto para este mundo físico como para los Mundos Superiores. Sin embargo, aun sabiendo que él era la única persona que podía hacerlo y que esta acción revelaría muchísima Luz, Aharón no cambió en absoluto. ¿Qué significa esto? Aharón no permitió en absoluto que su ego interviniera y lo cambiara.
Desafortunadamente, es muy común que cuando las personas reciben una responsabilidad, o creen que tienen una gran responsabilidad, cambian la manera en la que se permiten hablar y tratar a otra gente; cambian, porque permiten que su ego intervenga y les diga cuán importantes son. Pero tenemos que aprender de Aharón que si cambiamos debido a una posición o responsabilidad externa, en realidad nos estamos desconectando de la Luz del Creador; sin importar cuánta Luz revele la acción que estemos realizando. Aharón, cuya responsabilidad era mayor a cualquier cosa que podríamos imaginar, no cambió; por lo tanto, tenemos que aprender de él. Es una lección y consciencia importante que nos da la porción de Behaalotjá: sin importar qué responsabilidad espiritual nos asignen, tenemos que asegurarnos de que nuestro ego no intervenga y nos cambie.

Michael Berg