miércoles, 11 de noviembre de 2009

Niviembre 11, 2009. Sentimientos en acción

MIÉRCOLES 11 DE NOVIEMBRE DE 2009

¡La satisfacción más grande es transformar tus sentimientos en acciones! Hoy, hazle caso a tu instinto.

Yehuda Berg
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Esa noche de viernes yo estaba molida, tenía el cansancio de la semana encima y los "extras" que se habían reunido para colabrar con la extenuación.

Habitualmente mis amigas ya saben que tienen que ser pacientes conmigo y que me tienen que dar un buen café para que yo las pueda seguir toda la reunión y no caer desfallecida.

Ese día especialmente los ojos se me cerraban, pero tenía cena con el grupo que ella mi querida amiga Rinah, había denominado "Las Místicas" porque todas tenemos un camino espiritual bien definido y siempre nuestras conversaciones tocaban esoteria y colonias circunvecinas, además de mil temas mundanos que siempre nos arrebataban las lágrimas de la risa.

Esa noche me tomé dos tazas porque de verdad estaba exhausta, pero quería estar con ellas, y especialmente con Rinah quien había vuelto a tener malas noticias de su salud y la sentí triste pero especialmente asustada.

Cenamos en casa de esta hermosa mujer de origen inglés, de corazón chino, y de humor mexicano, quien nos sentó en su bellísima mesa del comedor, que era como todo el resto de su casa: una delicadeza en cada detalle.

Esa noche no jugamos Lilah, ese juego que es como serpientes y escaleras sobre de la ruta del desarrollo del espíritu, pero estuvimos un poco coqueteando con el I-Ching, aunque ella, nuestra Rinah, ya no tenía cabeza para la profundidad de este oráculo y solo nos dejó ver pequeños destellos de quien ella era cuando con más juventud dominaba su herramienta.

Pasaba ya de la medianoche, habiamos cenado, hecho la ceremonia del té, conversado, reido y tomado mucho Boone's -que le encantaba- que no es una gran bebida alcohólica, es casi un refresquito, pero todas teniamos un ligero mareo, porque "la suma de poco da mucho", pero yo con dos de cafecito adentro estaba lista para dar batalla al menos un rato más.

Y y R mis otras dos amigas, decidieron retirarse, también estaban exhaustas. Ambas eran amigas de Rinah de mucho tiempo atrás y la frecuentaban también mucho más por ese derecho de antigüedad y esos lazos que el tiempo teje entre quienes se aman.

Yo quise permanecer. La temblorosa manita de Rinah apenas tocó la mia con extrema suavidad y me dio la señal de que debía quedarme...me quedé sentada en la mesa del comedor mientras despedía a Y y a R y después regresó a mi.

"Ya sé como vamos a hacer la novela, se va a dividir en cuatro etapas y cada una debe tener por título una sola palabra que la defina, la primera tiene que hablar de Inocencia..."

Nos sentamos ahi por horas pensando cuatro palabras perfectas para definir la historia de su vida y de su apasionado amor. Buscamos en los diccionarios, recurrimos a nuestra mejor memoria, a las palabras que enternecen, a las que encantan y a las que definen una vida llena de emociones. Con ese tono de voz que entre que te reñía y te abrazaba al mismo tiempo me decía "Nooo ¡Esa palabra no refleja lo que necesitamos! Busquémos un sinónimo..."
Estuvimos horas viendo fotos antigüas, me compartió muchos momentos de dicha, de llanto, de frustración y desesperanza para lograr que yo entendiese su sentir y que pudiera darle --como si de un director de orquesta exigente se tratara-- la nota exacta que accesara a la puerta de su Alma.

Logramos dar a luz cuatro palabras que ella atesoró en un papelito arrancado de una libreta. me dijo "Ya las tenemos" y los guardó para seguir soñando con ellas junto a la almohada.

Me despedí, la abracé, la besé. Nos dijimos cuánto nos queriamos aún que no era una amistad antigüa, pero esa de esos cariños que no hay que explicar --porque son de cuando el tiempo no existía--
La vi en el quicio de su puerta, le dije "te quiero Rinah" le mandé un último beso que recorrió el espacio para ella y me fui.

Eran las cuatro de la mañana, pero creo que decantamos cuatro gotas de la esencia de su perfume de vida.

Esa fue la última vez que vi a Rinah.
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Ayer mi querida amiga falleció en la sala de operaciones. Estoy segura de que seres de luz vinieron a preguntarle si quería seguir aquí, y ella debe haber decidido que no. Lo mejor de su vida ya nos lo había entregado con generosidad.

No pude evitar llorar cuando me avisaron...Rinah ¡Te quedaste tu las cuatro palabras...y yo no las alcanzo a recordar!...No sé aún como haré para escribir tu novela, no nos dió tiempo...quizás es porque ni en literatura alguien podría plasmar las belleza de quien tu fuiste...

Descanse en paz mi amiga Rinah, a quien estoy segura que si tu la hubieras conocido, la hubieras amado también.

Hoy, si lo sientes, te pido que reces algo que sepas y tengas cerca del corazón para acompañarla ante Di-os...
Prana Pascual

P.D.
Mi amiga era más afín al budismo y pintaba Taras. Hoy le dejó a Kwan Ying, Tara Blanca quien comprende los sentimientos de temor y responde a las peticiones de ayuda con su Compasión.