Me quedo pensando en las cosechas. Otoño es justamente el tiempo de recolección de frutos y esto evidentemente responde a lo que hayas sembrado.
Se me vienen dos ideas a a mente para recapacitar
1) Cuando los israelitas salieron de Egipto eran esclavos sin tierra, pero también sin dignidad, sin libre albedrío, sin noción incluso de que no debían su existencia a un yugo de un amo, sino que habían nacido con todo el potencial de moverse, de ir y venir a voluntad. Pienso en gente que después del Éxodo ya podía sembrar, cosechar y hasta llevar ofrenda al templo por los bienes recibidos, eso habla de un progreso de aquellos casi autómatas esclavizados y estos seres que lograron sacarle fruta y cría de ganado al desierto.
Eso es el trabajo espiritual, de esclavos a libres.
2) La otra reflexión es: cosechas lo que siembras. Lamentablemente no todas las cosechas son de buen fruto. Si siembras desidia, miedo, victimismo, cosecharás angustia, impotencia, frustración. Si siembras proactividad, entendimiento, sensatez, generosidad, seguramente verás orden, satisfacción, contento, sensación de misión cumplida.
¿Qué estás sembrando?
Espero que cuando llegue el final del trayecto de esta vida terrenal, encuentres la Paz, pero eso solo se logra, si en vida la sembraste.
¿Estás sembrando paz?
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt
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