Algo en la historia de esta semana es que los israelitas van viajando por el desierto y tenían que pasar por muchos pueblos buscando cortar camino.
Nos explica nuestro Maestro el Rav Berg que hay una lección espiritual, que ver como a veces estamos dispuestos a obtener lo que es conveniente para nosotros mismos, sin ver que invadimos a otros.
¿Cómo encontrar lo conveniente para mí aunque sea inconveniente para otros? Esto causa gran apertura para el caos.
Hemos aprendido de algún lado, quizás de la historia de nuestra familia, o de la TV o de Hollywood, o de nuestra conveniencia en las situaciones, que el mundo está hecho de "buenos y malos".
¡Bueno yo!¡Mi jefe es el malo!
¡Buena yo!¡El malo es mi esposo!
¡Bueno yo! Los malos son los del otro país
¡Buenos nosotros, los políticos son los malos!
Y pensamos que la vida está dividida como una raya de grafito pintada en un papel blanco, pero no es así, tenemos que ver que a veces nosotros también cruzamos fronteras de los demás, sin pedir siquiera permiso, pero como sentimos que nosotros somos "el chico bueno de la película", entonces debe estar bien que nosotros abusemos del tiempo o de la paciencia, o de el esfuerzo, de los recursos o de el conocimiento de los demás. Ese estirar la liga que pide y pide y pide y pide y pide eso de los demás.
Siempre que apuntemos hacia alguien, sigamos también el rastro de lo que está señalando los tres deditos que quedan viendo hacia mi, y no solo los dos que apuntan al otro.
¿Soy quizás muy obsesivo con las cosas --tanto-- que harto a los demás?
¿Soy tan descuidado que no veo que los demás tienen que completar lo que yo dejo a medias?
¿Soy tan poco claro que los demás tienen que descifrar lo que estoy pensando?
¿Soy tan irritable que los demás me tienen miedo?
¿Soy tan de pocas palabras que los demás tienen que adivinar lo que quiero?
¿Soy tan indeciso que los demás no pueden confiar en mi?
¿Soy tan errático que la gente no sabe si cambiaré de parecer en medio de la situación?
Hay muchas maneras de invadir la paz del territorio ajeno. Más o menos las mismas posibilidades de que nosotros nos sintamos invadidos de que no nos hacen suficiente caso o de que son estrictos con nosotros etc.
No todas las relaciones son las que "nos quedan bien", ni todos los empleos, ni todas las situaciones son para que nos quedemos, pero quizás antes de descalificar algo por completo, valdría la pena pensar si nosotros somos "invasores inconscientes" de la paciencia ajena.
¿Estás dispuesto a balancear que la linea entre la desesperación entre humanos, no está pintada tan claramente y que a lo mejor somos nosotros quien vamos a molestar al "monstruo" ajeno?
Reflexiona. ¡¡Puedes ser menos "nice" (lindo) de lo que crees!! :-D
Yo también lo estoy reflexionando. Nunca me quedo ajena. ;-)
Shabbat Shalom
Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt | Coach
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