viernes, 30 de septiembre de 2016

La semilla del año

Les comparto una reflexión de Rosh Hashaná de años pasados en el blog. Rosh Hashaná es este domingo por la noche y con el comienza un importante proceso de literalmente construir nuestra nueva vasija, es decir el alma con la que viviremos este año.

Rosh Hashaná es la semilla metafísica del año; no es únicamente una Festividad, sino lo que es más importante: se trata de una ventana a través de la cual podemos ir a la esencia de todo, antes de la Creación de este mundo, de nuestras almas; antes del tiempo, el espacio y el karma. Es un periodo de 48 horas en el que la conciencia que tenemos determina nuestra realidad del año venidero...tanto individualmente como colectivamente.

Para prepararnos para esta gran inyección de Luz que va de camino hacia cada uno de nosotros, necesitamos utilizar los días próximos para mirar atrás a nuestro año y hacer un serio inventario.

Hacernos preguntas como: ¿Qué dije que iba a hacer este año pero no hice? ¿En qué fui reactivo? ¿Dónde podría haberme empujado a hacer más, a ser más, a compartir más? ¿Cómo podría haber sido un mejor amigo, cónyuge, padre, madre, maestro, estudiante?

Pienso que hacer una lista ayuda. Luego, me imagino lo maravilloso que habría sido mi año si hubiera hecho las cosas de forma distinta; y, finalmente, hago la promesa de cambiar.

Este concepto de arrepentimiento espiritual se llama Teshuvá. Probablemente sea algo que deberíamos hacer al menos una vez por semana, pero durante estos días previos a Rosh Hashaná es particularmente poderoso. El inventario que hacemos de nuestra negatividad ahora y nuestro compromiso de cambiarla, puede determinar la persona nueva en la que nos convertiremos en este año venidero.

Es importante ver lo que hemos perdido debido a nuestros propios miedos, limitaciones y egoísmo; no para auto flagelarnos o para sentirnos mal, sino para inspirarnos a cambiar. Para poder transformar nuestra negatividad, primero tenemos que verla tal como es y el precio que pagamos por ella.

Las guerras en nuestra vida siempre son contra enemigos internos, nunca contra personas externas. El arrepentimiento nos ayuda a encontrar al verdadero enemigo para que podamos luchar de frente contra él.


Esta semana, encontremos tiempo para reflexionar y decidir qué cambios nos comprometemos a hacer en este año que empieza.