Retomando un texto de Michael Berg nos dice:
"Y esto es lo que
dice en la Torá, que el propósito del trabajo espiritual y el propósito del
estudio espiritual es lo que se conoce como el recordatorio constante en
nuestro corazón; el proceso de despertar esa conexión y certeza constantes… Conocimiento constante.
Tiene que ser ese retorno de la Luz del Creador a
nuestra conciencia y a nuestro corazón, de modo tal que conversar con la Luz
del Creador se convierta en algo fluido y no en una conexión interrumpida; una
conexión interrumpida no siempre trae Luz."
Lo que yo observo en la vida cotidiana no solo la mía, sino las vidas que me comparten quienes han confiado en mi, es que podemos desarrollar ser una genuina "propia compañía", nuestros propios testigos desde un lugar de curiosidad intensa pero benévola y constructiva:
Ver que es lo que nos mueve a actuar, que nos conmueve, que emociones son las que experimentamos, que nos pasa internamente cuando entramos en contacto con el mundo.
Esta es una gran capacidad humana de "presenciarse" y a lo que yo atribuiría es entendimiento de que Di-os siempre nos está acompañando.
Si, el Universo, si la Luz, pero nosotros conscientes, somos el principal eslabón entre el mundo físico y el espiritual. Lo pequeño que podemos ser, con lo inmensidad de lo infinito.
Presénciate y entonces estoy segura de que algo de ti mismo se conectará con lo Alto.
Es un ejercicio que lleva un tiempo, pero eventualmente, brinda maravillosos frutos.
Shabbat Shalom cuando el día finalmente alcance a la noche.
Prana Raquel Pascual
Imagen http://www.ecocreadores.com/la-tierra-es-medicina/frutos-de-la-tierra/