
Yehuda Berg
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Una de las historias más dramáticas que he escuchado de la pérdida de oportunidades es la de un amigo muy querido que cuando era chico (aproximadamente 13 años) vio una bicicleta que deseo con todo su corazón. Se la pidió a su papá, pero el señor no estaba pasando por buenas épocas financieras y no se la pudo comprar. Mi amigo que es listo desde entonces y que no se le cierra ninguna puerta, decidió subrepticiamente empezar a trabajar como "cerillo" en un supermercado cerca de su casa al salir del colegio. Mientras sus papás pensaban que el estaba jugando con los amigos en el parque, el trabajaba y ahorraba, hasta que un día se pudo comprar la bicicleta. Cuando el papá vio que el llegaba a casa con ella, se sorprendió mucho pero al no contar con información de lo que había hecho su hijo para conseguirla, pensó que la había robado y empezó a regañarlo con fuerza.
El regaño lo que causó en mi amigo fue una gran molestia de que su papá pudiera pensar que el era un ladrón y entonces en un acto que el ahora reconoce como de orgullo, no le explicó como habían sucedido las cosas. Guardó silencio y así lo hizo por días enteros. Así estuvo el, peleado con el padre y sin dirigirle ni los buenos días, el problema fue, que en el transcurso de esa semana, el señor tuvo un ataque cardiaco y murió de manera fulminante, quedando la pelea entre el y mi amigo sin resolver.
Se podrán imaginar lo que ha sido después en la vida de mi amigo esta situación de un perdón no concedido, una palabra que no venció el orgullo, una explicación que seguramente hasta hubiera llenado de alegría a hombre de ver que su hijo era tan capaz de resolver problemas de una manera tan correcta.
Y como eso, tantas cosas que pensamos que después podremos recuperar, al amor de nuestras vidas, el festival de primavera de los niños, el buscar el acenso, hacer ese viaje especialísimo, reconciliarnos con alguien etc.
En fin. Hemos regresado de Pesaj. Espero que la ola de Luz de estos días nos abra el corazón para ser mejores personas y más pro-activos.
Besos!
Prana Pascual