La porción de Pinjás es la continuidad de la historia en la que Balak y Bilaam querían destruir a los israelitas con sus hechizos de mal de ojo y de mala palabra, pero no pudieron, ya que por la protección que tenían, en vez de maldiciones se convirtieron en bendiciones.
La manera en que continua la historia, es que al no haber podido usar dichos males, pensaron: Si no pudimos destruirlos con eso, entonces vamos a dejar que se destruyan
ellos mismos.
Las tretas con las que pensaron desconectarlos, fue --como todo en este mundo material-- con el deseo de recibir para sí mismos en dos modalidades: seducir su vanidad (idolatría) y seducir literalmente a los hombres con conductas sexuales indebidas en la forma de pensar espiritual: por mera lujuria.
Lo que maquinaron fue a través de este razonamiento para despertar esas conductas impulsivas:
"Los israelitas están a punto de entrar a la tierra de
Israel, han usado la misma ropa por cuarenta años. Vamos a poner kioscos con vestiduras nuevas
donde pondremos hermosas mujeres, donde van a estar ellas atendiendo y van
a darles rebajas en el precio y en ese proceso ellas los seducirán."
Los hombres de esta nación de medianitas estaban
dispuestos a sacrificar a sus propias hijas con tal de destruir a los israelitas.
Parte
del tema era hacerles caer en la seducción, pero para poder tenerlas antes les harían cometer idolatría.
La historia sigue con Zimri (uno de los líderes de las doce tribus) preguntando a Moisés si
podía estar con Cosbi la más hermosa de las medianitas que tenía en realidad la misión de seducir a Moisés, pero se confundió con Zimri
Zimri, al no recibir respuesta alguna de Moisés, se dijo a si mismo "¿Por qué te estoy
preguntando? No tengo por qué preguntarte" y decidió hacerlo y fue seguido por
24,000 personas.
De este evento se hizo uno de los momentos más caóticos que leemos en la Biblia: una inmensa orgía.
Como bien decía Shimon Sarfati, pensamos que la Biblia (La Torah) es un libro que hablaría de pura santidad, pero en realidad habla como un manual de todo lo que nos desconecta de nuestro propósito más elevado.
Y he ahí donde entrará Pinjás a escena para detener este caos, pero de eso hablaremos en el transcurso de la semana.
Yo lo que quisiera enfatizar es que en ambos casos, en la idolatría a través de la vanidad, y la lujuria a través de la facilidad de la gratificación inmediata, se da en momentos en que estamos distraídos de nuestras prioridades.
¿Qué entendimiento puedes reflexionar para tu momento actual mi estimado lector o lectora?
Nada de esto es una novela de ficción sino la guía para prevenirnos de caer en el caos por mero accidente.
Feliz día
Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt & Coach
Basado en clase de Ruth Rosemberg Pinjás 2016
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