El principal regalo
de esta semana es despertar el deseo.
Hay una historia que
me cuentan mis maestros, acerca del Bal Shem Tov, el Maestro del buen Nombre, ese
que llevaba la espiritualidad a todas las personas simples y sencillas como
cada uno de nosotros.
La historia cuenta
acerca de este Maestro, que pasó un Shabbat con un señor que le invitó a su casa. Por la
amabilidad que este hombre mostró hacia el Bal, este último quiso bendecirlo,
pero el hombre que tenía riqueza y bonanza le dijo que no necesitaba nada. El
Bal Shem Tov entonces le dijo: “déjame darte una bendición”, pero el hombre le decía que no, que no
necesitaba nada, entonces el Bal Shem Tov le pidió un favor, a lo que
el hombre accedió con agrado. El favor era dar una carta para que se la
entregara a otro Maestro, se la deja y se va. Sin embargo, el anfitrión una vez
ido el Bal Shem Tov, olvida el encargo por completo y así pasaron años y años
desde ese día.
Después del pasar
de tanto tiempo, al hombre en cuestión le empieza a ir mal, su hijo y esposa
mueren, a partir de eso pierde su fortuna etc. Caos en su vida.
Estando en esa
situación, vuelve a saltar a su vista --quince años después de la visita del bal
Shem Tov, la carta que tenía que haber
entregado. Cuando la ve, siente el dolor de no haber cumplido con su palabra,
así que sin tener ya nada que perder, y siendo que ya el Bal Shem Tov había
dejado este mundo, de cualquier manera decide ir a buscar al hombre que tenía
que haber recibido la carta.
Esta persona era un
gran alumno del Bal Shem Tov, por lo que al recibir la carta el hombre le dice
que hacía 15 años debía haberla entregado, pero bueno, que por olvido no lo
había hecho, dijo apenado.
El Maestro abre la
carta que decía con letra del Bal Shem Tov: “Este hombre me ayudó y fue bueno
conmigo cuando pudo, hoy está en problemas por lo que te pido que lo ayudes y
bendigas ahora que lo necesita. Para que
me creas te digo que hoy por la mañana tu mujer ha dado a luz a una bebita.”
(lo cual era verdad), así que el Maestro ayudó al hombre.
La moraleja de esta
historia es que El Bal Shem Tov tuvo tanto deseo de bendecir al hombre y de
ayudarlo, que lo logró después de 15 años después de haber dejado ya este mundo
y cuando más lo necesitaba.
Tener deseo es un poder
impresionante para manifestar bienes en este mundo. Primero hay que desearlo y
solo hasta después puedes hacer todo el proceso para llevarlo a cabo.
¿Tu que quieres
decir? ¿Qué quieres lograr? ¿Pero desde el fondo de tu corazón? Esta semana dedícala
a generar el deseo de algo que quieres compartir con el resto de las personas
que te rodean, o incluso más allá, con gente que quizás, jamás conocerás. Hay
milagros que trascienden la frontera de nuestra propia imaginación.
Feliz día Comunidad
Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt | Coach
Imagen: http://www.bathpostalmuseum.co.uk/alfred-smith-1d-6d-envelope.html
Basado en clase del Centro de Kabbalah 2009
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