Sé que ya no es la Primera noche de
Sucot, pero durante los siete días que dura, tenemos el regalo de podernos atar al lazo de la certeza como lo escribí ayer. Lesc comparto esta historia, espero les guste:
Había un hombre que encuentra una
piedra muy grande, un gran diamante, en un pueblo muy pequeño. Ahí no hay ni
joyería, pero va con la persona que vende cosas caras y productos de lujo en el
pueblo. El hombre le dice: “Mira lo que encontré. Quisiera ver cuánto me das
por esto. Y el hombre le dice: “Honestamente yo no te puedo decir cuánto vale esto,
no tengo ni idea. Vas a tener que ir a Moscú”. Pero el hombre no tiene dinero, así
que habla con la persona que vende boletos de tren, y le pide que por favor le
presten dinero y que le ayuden a llegar a Moscú, y que en Moscú él iría con un
joyero a vender unas cosas muy valiosas, y después le pagaría a su regreso.
Eso hace, va a Moscú sin tener que pagar
el tren, de igual forma llega a un hotel y habla con el posadero, le explica
que no tiene dinero para quedarse y para pasar la noche, pero les explica que va
a vender unas cosas muy valiosas y en cuanto las venda le pagaría. Entonces así
hace, y al día siguiente, ya en Moscú, va a la calle de los joyeros y habla con
el dueño de una tienda donde él cree que puede vender su piedra. La muestra y
el joyero le dice: “Nunca había visto un diamante tan grande si te soy honesto.
No, no sé ni cuánto vale esto, pero debe
valer mucho. Yo no te puedo ni siquiera dar un precio. Vas a tener que ir a
Londres. Entonces el hombre está, por un lado, está muy emocionado porque tiene
en sus manos algo muy grande y muy valioso, pero, por otro lado, no tiene
dinero para ir a Londres. Vuelve a hacer lo mismo, habla con el capitán de un
barco, le explica que no tiene dinero para ir a Londres, pero que necesita ir a
Londres a vender algo valioso, y le dice que a su regreso le paga, que por
favor confíen en él. Y así lo hace y se embarca rumbo a Londres.
Mientras está en el barco, por las
mañanas él iba al comedor del barco, sacaba su diamante y lo ponía ahí en la
mesa durante el desayuno. Mientras comía, se ponía a mirar su diamante y
empezaba a fantasear cómo iba a cambiar su vida, la vida de su esposa y sus
hijos, cómo iba a tener una nueva vida, y se empezó a dejar llevar por su
imaginación. Así varios días, siempre que iba al comedor, sacaba su diamante y
se ponía a pensar lo maravilloso que iba a ser su vida. Un día se le olvida
cuando termina de comer!! Se le olvida que había sacado el diamante y que lo
había puesto sobre la mesa. Simplemente se levantó y se fue. Unos minutos
después, cuando se dio cuenta que no tenía el diamante, corrió hacia el comedor
para para rescatarlo, y vio al mesero sacudiendo los manteles por la borda. Se
asomó al mar y se dio cuenta que su mantel ya lo había sacudido. Se asomó por
la borda. “Piensa rápido. ¿Qué hago? Le digo al capitán que detenga el barco y
nos aventamos aquí a buscarlo. Pero va a creer que estoy mintiendo. Si le digo
lo del diamante va a creer que no tengo con qué pagarle, y entonces quizás me
avientan a mí al mar. Va a creer que soy un estafador”, pensaba el hombre. No sabía
qué hacer y en ese momento recuerda: yo estuve con mi maestro en la primera
noche de Sucot y sé que esto es lo mejor que puedo pasar. “Yo
estuve con mi maestro en la primera noche de Sucot y eso es todo", se dijo
a sí mismo, “yo hice las conexiones de la primera noche de Sucot y estuve con
mi maestro”.
Antes de llegar a Londres, el
hombre está en su camarote, pensativo cuando tocaron a su puerta. Él piensa en
ese momento: “bueno, ya se enteraron, ya viene, ya vienen a buscarme”.
Nervioso, pregunta: “¿quién es?”. “Soy el capitán”, le responden. Se pone más
nervioso y se dice a sí mismo “¿cómo es posible que el capitán sepa?”. Abre la puerta,
lo invita a pasar, y el capitán le dice: “Oye me gustaría hablar contigo. Te
quiero decir algo que nadie sabe y se te voy a confesar. Te quiero pedir que me
ayudes”. El capitán le cuenta que antes de ser capitán, él había sido pirata y
había robado muchos barcos entonces, que tenía un cofre con grandes tesoros
pero que no los podía vender porque, si fuera él con los joyeros y trata de vender
los tesoros, lo arrestarían, pues mucha gente sospechaba de él. “Pero tú me
dijiste que ibas a ir con un joyero a vender un algo valioso. Quizás tú puedes
vender parte de lo mío y yo todavía en la comisión. Nadie lo sabe, ni siquiera
en este barco. Yo te puedo dar una comisión si tú vas y vendes estos objetos”,
sentenció el capitán. Le dio el cofre al hombre, y éste lo abrió. El cofre
estaba lleno de piedras preciosas, oro y muchos objetos valiosos. El capitán le
dijo: “toma, tu quédatelo y cuando vayas con el joyero, vemos cuánto te da, y
yo te voy a dar una parte por hacerme este favor”.
Llegan a Londres, y en Londres
consigue una posada donde quedarse. Duerme y el día siguiente tocan a la puerta
de su hotel. Son los marineros y los marineros le dicen: “Hola, ¿tú eres el
hombre que venía con nosotros con el capitán?”. Sí, respondió el hombre. Uno de
ellos le dijo: “Te queremos preguntar si vas a regresar con nosotros”. El
hombre les dijo que sí, que después de hacer sus negocios, pensaba regresarse
con ellos. Los marineros le dicen: “Bueno pues venimos a avisarte que no va a
ser posible por qué ha sucedido una tragedia. El capitán falleció y mientras no
haya capitán vamos a estar aquí varados en Londres y no hay manera de volver a
Moscú. Así que de nuestra parte pues queremos decirte que vuelvas a Moscú por
tu cuenta, y que la deuda con el capitán está saldada. No te preocupes, pero no
vamos a poder llevarte de vuelta a Moscú”. El hombre, en ese momento se da
cuenta de que el cofre con los tesoros del capitán era para él.
Nuestro maestro Michael Berg
explica que la lección detrás de esta historia es que hay veces que cuando perdemos
algo es porque no es para nosotros, pero, si tenemos la certeza de que eso nos
va a llevar a lo que es realmente nuestro, si podemos tener esa conexión con la
certeza de que incluso una pérdida que parece grande nos va a llevar a lo que
es realmente nuestro, entonces lo que es realmente nuestro va a llegar a
nosotros. ¡Jag Sameaj!
Compartido por un entrañable amigo y estudiante de El Centro de Kabbalah Internacional
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta - Coach
Imagen https://conceptodefinicion.de/diamante/