Todos sufrimos a veces de amnesia temporal. Pero hay una amnesia
que padecemos la mayor parte del tiempo: amnesia espiritual.
Pareciera ser
parte de la condición humana.
Casualmente (o
no), las primeras letras de los títulos de los primeros seis capítulos del
Libro de Éxodo (Shemot en hebreo) forman la palabra shovavim. El término shovavim es el plural de shovav.
Por si no lo sabes, shovav es
un término despectivo para referirse a un niño o una persona inmadura que es
maliciosa, traviesa o simplemente insolente. Un ejemplo de shovav sería el niño
que te mira fijamente a los ojos mientras hace exactamente lo que le gritaste
“recalcaste con ahínco” que no hiciera. Hacer cosas provocadoras como dibujar
en la pared de la sala con un marcador indeleble y una gran sonrisa, meter la
mano en el frasco de galletas mientras te mira directamente a los ojos y tú le
dices: “¡NO!” o correr con tijeras por la casa, etc.
Entonces, ¿Cuál es
la relación entre el Libro de Shemot y comportarse como un shovav?
Si no estás
familiarizado con la simple historia del Libro de Shemot, las siguientes
palabras la resumen: Moshé, con las indicaciones de Di.os, realiza muchos
milagros espectaculares (incluyendo las diez plagas) para liberar a los
israelitas de la esclavitud en Egipto, llevarlos al desierto y construir allí
el Tabernáculo.
¿Ellos apreciaron sus esfuerzos? ¡NO! A lo largo del viaje solo
se quejaron con Moshé: “Empeoraste las cosas. Nos gustaba la comida en Egipto.
¡Estábamos cómodos allí! ¡Queremos regresar!”. Ellos presenciaron los milagros
y luego, poco tiempo después, se comportaron como si nada hubiese pasado.
Perdieron toda la apreciación de lo que estaban haciendo por ellos. De hecho,
muchas de las personas se quejaban repetidamente y se sublevaron. Tenían
amnesia espiritual una y otra vez.
No tiene sentido.
¿O sí?
Esta no es una clase
de historia. La historia es sobre nosotros, la humanidad, y describe lo que
hacemos cuando nos comportamos como shovavim con
el Creador; tal como lo demuestra nuestra conveniente pérdida de memoria con
respecto a las bendiciones constantes en cada momento de nuestra vida. El
Creador siempre nos ama, alimenta y nos da una gran oportunidad para llevar a
cabo la misión de nuestra alma. Pero lo olvidamos. ¡Todo el tiempo nos quejamos
y nos lamentamos de algo!
El siguiente comentario de la Biblia Kabbalística explica:
“Se
levantó sobre Egipto un nuevo rey, que no conocía a Yosef” […] el Faraón
dijo: “¿Quién es Dios para que yo deba escuchar Su voz?”. ¿Por qué es tan
importante que él no conocía a Yosef, cuando no conocía a Dios?
La respuesta a
esto es: cuando una persona deja de apreciar a los demás, hasta ahí llega su
camino espiritual. El momento en el que el Faraón olvidó que Yosef había
salvado el reino, el camino solo podía llevarlo al fracaso.
Su ingratitud por
Yosef dio lugar a la miseria que envolvió a los israelitas y, al final, también
a los egipcios.
Recuerda: la
Biblia nunca habla de otras personas ni de historia. ¡Es un código metafísico
atemporal que nos recuerda despertar y recordar!
Cuando olvidamos
que alguien hizo algo por nosotros, aunque haya sido pequeño, también
comenzamos a olvidar lo que el Creador hace por nosotros diariamente.
Batya Solomon - El Cenro de Kabbalah Internacional
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