miércoles, 28 de febrero de 2024

Grandes espiritualmente hablando


La espiritualidad es un hermoso camino pero también difícil ya que nos exige hacer cosas que no nos son obvias en nuestra naturaleza humana como por ejemplo perdonar, pasar por alto los errores de los demás, no guardar rencor o resentimiento.

La gente dice "Perdona", pero eso no pasa como una decisión de la mente voluntaria. Perdonar de fondo es perdonar hasta con la última célula de tu cuerpo y por tanto no es una decisión simplemente de lo consciente.

Nos explican los maestros kabbalistas que uno de los atributos del Creador al que aspiramos desarrollar, es el de aceptar el proceso de transformación de la gente, olvidar su pasado en el sentido de no dejarlos perpetuamente etiquetados como si no pudieran evolucionar.

Sabemos (porque de verdad lo sabemos) que la gente se va a volver a equivocar (incluidos nosotros dentro de nuestro "ser persona"), sabemos que muy factiblemente nos van a volver a lastimar, que volverán a ser desagradecidos y sin embargo, queremos llegar a ser capaces de apreciar lo que vayan avanzado.

Personalmente yo no soy partidaria de quedarse con alguien que sabes que te va a seguir lastimando, sin embargo, la vida se las ingenia para que muchas veces esa persona, sea a alguien a quien no puedes abandonar por razones éticas. Me refiero por supuesto a relaciones que implican un esfuerzo espiritual más fuerte, que requieren de una transformación del ego a disminuirlo de tal manera que no sea "tan herible" por decirlo de alguna manera.

Quien ha tenido que cuidar a un paciente enfermo que por sus condiciones se vuelve cruel o inmisericorde, sabrá de lo que le hablo. Las personas que están en sufrimiento hablan por la herida y muchas veces "tiran a matar" cada que les es posible.

En estos casos es común que a quien más se hiere, es a las personas más cercanas y en las que se sabe que son incondicionales porque se entiende que el lazo es indisoluble y que a pesar de los pesares "no te dejarán caer".

Considero que la prueba de esas personas será llegar a medirse, no ser completamente abruptos o completamente crudos, pero es factible que por sus condiciones esto no llegue a suceder, y sin embargo, cualquier luz de amabilidad considerarla a favor.

¿Pero qué pasa contigo que tienes esta circunstancia en tu destino?

En los temas humanos, no hay una sola respuesta o una sola solución para todos los seres, sin embargo, nada de lo que nos pase, pasa sin dar oportunidad de elevar en algo nuestro entendimiento y nuestra consciencia.

La porción de Ki Tisá, habla especialmente de tener cuidado con la idolatría (recordaremos que una figura central es el Becerro de Oro a quien comenzaron a idolatrar los israelitas cuando sintieron que Moisés no volvería).

Hoy quiero decirte: Si tienes una situación difícil en tu vida como las que te acabo de mencionar, tienes que hacer un acto de introspección muy importante, no hay respuesta automática que valga...Entonces...¿Qué te corresponde hacer? 

Hacer las cosas con odio no es nunca una opción positiva, en cambio: o desarrollas más tu clemencia, o desarrollas más tu autoestima, o desarrollas más tu valentía para poner límites (y quizás s poner distancia pero de alguna manera muy clara y consciente), o desarrollas más tu entendimiento, tanto que perdonar esté a tu alcance sincero.

Estas son algunas opciones y pero seguramente no son todas de cómo transitar episodios de nuestra vida en los que se necesite que seamos más grandes espiritualmente hablando que las circunstancias. No hay respuestas automáticas. Hay que reflexionar, hay que conocerse a uno mismo, hay que usar nuestro entendimiento. No hay becerro de oro como una solución mágica que nos evite tener que preguntarte a ti mismo ¿Si hoy actuara como el Creador en esta situación ¿Qué haría?

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://www.tantoporhacer.org/vivir/cuidando-al-cuidador-como-manejar-tus-emociones/



martes, 27 de febrero de 2024

Crear Becerros de Oro


En el capítulo bíblico de Ki Tisá, Moshé ascendió al Monte Sinaí después de decir a los israelitas que regresaría en 40 días. Ellos esperaron pacientemente pero calcularon mal el regreso de Moshé por seis horas y por ende comenzaron a preocuparse de que su justo líder, quien los había sacado de la esclavitud en Egipto, no regresase. Sintiéndose abandonados, se acercaron a Aarón, hermano de Moshé, y le pidieron que construyese un dios que asumiese el lugar de Moshé.

Aarón accedió y fabricó un ídolo en forma de becerro de oro a partir de la joyería ofrecida por el pueblo. Luego lo presentó ante los israelitas y les dijo: “Estos son sus dioses, Israel, quienes los sacaron de Egipto”.

Incluso después de los muchos milagros que los israelitas observaron aún sentían la necesidad de algo que los guiase. Ellos creían que la seguridad sólo podía encontrarse en el mundo físico. Esto no es un fenómeno poco común. De hecho, es parte de la naturaleza humana sentir seguridad en el mundo físico. El suelo debajo de nuestros pies y los techos encima de nuestras cabezas pueden ser muy reconfortantes. Llegamos a encontrar comodidad en cosas físicas (una taza de sopa caliente, un carro completamente nuevo, una manta peludita, un anillo de diamantes). Le otorgamos a estas cosas un significado y como resultado nos sentimos seguros cuando están en nuestra vida y nos sentimos inseguros cuando nos faltan. La verdad es que el mundo físico puede ser fugaz. La realidad trasciende los objetos físicos.

Para los israelitas fue difícil lidiar con esta idea y carecieron de certeza en el Creador. Desde nuestra perspectiva moderna es fácil decir que no tenían nada de qué preocuparse. Con un poco de paciencia y fe se habrían dado cuenta de que todo estaría bien en el momento correcto. Sin embargo, nosotros luchamos con esta misma conciencia y continuamos creando becerros de oro para nosotros mismos.

Es muy fácil para nosotros colocar nuestra fe en el mundo físico. Obtenemos un falso sentido de seguridad a partir de las cosas, imaginando que nuestras vidas serán mejores cuando seamos dueños de una casa bonita, cuando manejemos un buen automóvil o cuando mejoremos nuestro guardarropa. Ya sea de manera consciente o inconsciente, tenemos la tendencia a buscar plenitud en objetos físicos. Sin embargo, la realidad vive en el mundo que no es físico. La realidad vive en la interacción humana, en los actos de compartir, en el amor y en las oraciones. La única seguridad verdadera que puede encontrarse está en la Luz creada por nuestras interacciones con otros y en nuestra certeza.

Cuando el mundo físico es utilizado para elevar la conciencia, puede ser beneficioso. Pero es importante recordar que: “La conciencia no es algo que podamos sentir o tocar”, señala el Rav Berg, “a esto es a lo que los kabbalistas se refieren cuando dicen mente (conciencia) sobre (controlando) la materia (lo físico). Mente sobre materia quiere decir que nuestra conciencia controla nuestro mundo físico”.

El mundo físico es simplemente una herramienta para que podamos transformarnos y revelar más Luz. El Rav Berg explica: “Lo físico fue creado para que podamos eliminar los obstáculos como el tiempo, el espacio y el movimiento con nuestra conciencia. La única razón por la que existen estas limitaciones es porque están muy incrustadas en nuestra conciencia”. Cuando nos permitimos ver más allá del mundo físico, podemos ver la Luz del Creador. La Luz nos rodea cuando ayudamos a un amigo en necesidad, cuando realizamos actos de caridad o cuando experimentamos amor incondicional. La Luz nos apoya cuando tenemos certeza en que el Creador está cerca, incluso cuando no lo veamos.

Los becerros de oro que creamos son sólo muletas que nos ayudan a obtener conciencia de lo espiritual. Líderes espirituales como Moshé pueden ir y venir. Los objetos físicos pueden fallarnos. Pero no existe reemplazo para nuestra conexión con la Luz del Creador.

El Centro de Kabbalah Internacional

https://www.kabbalah.com/es/articles/creating-golden-calves/