sábado, 7 de enero de 2017

Crear la conexión.

Vaigash quiere decir, se reunió, reunirse, juntarse, acercarse.

En esta porción vemos la reunión de Yosef con sus hermanos, pero especialmente con uno, con Yehuda que es quien tiene el dialogo con él y quien finalmente toma responsabilidad de sus causas y por tanto de sus efectos.

Pero esta porción nos habla de algo en otro nivel que es la unión entre mundos espirituales y mundo de la manifestación que es Maljut.

Yosef es la carroza de la dimensión llamada Yesod, y Yehuda de la dimensión física en la que vivimos que es llamada Maljut.

¿Pero que quiere decir esta reunión entre ambos mundos?

Esto quiere decir algo que podemos encontrar un poquito difícil de entender a la primera: en vez de bajar la bendición, nosotros elevarnos hacia esa otra dimensión espiritual. No es que bajemos algo como tal, sino que nosotros nos vamos preparando para elevarnos y ser capaces de subir.

Yehuda no hizo bajar a Yosef, sino que el se elevó hasta poder estar en contacto con él. Igual nosotros: Nos preparamos en consciencia para poder elevarnos hacia Yesod.

Un ejemplo para hacerlo más evidente: ¿Alguna vez has meditado?

Verás que no lo logras completamente al primer intento, y sin embargo con la práctica se va volviendo más y más fácil entrar en ese estado que llaman de liberación de la mente.

Así es todo e nuestras vidas, vamos generando a partir de intentar e intentar, generar ese lazo, esa conexión con Yesod.

¿Identificas alguna área de tu vida en la que ya generaste esa conexión en la que fácilmente entiendes y te sientes liberado? Puede ser en algo que ya fácilmente resuelves, algo en lo que ya tienes una solución accesible, porque la has trabajado. Como cuando ya tienes experiencia en algo. Eso es que ya has creado ese sendero.

O quizás notes lugares en los que sigues prisionero de no tener soluciones.

Pues de eso trata esta porción, de saber que debemos ir construyendo esa conexión, con persistencia, con consciencia, con los constantes esfuerzos para que en vez de que entendamos las cosas desde la materialidad, podamos "extraernos" de esta, y estar por encima del mundo caótico y tener este contacto con la luz y el mundo espiritual donde no estamos atrapados por el total estrés.

Hay que trabajarlo y esa consciencia que generamos, es la que nos da el mérito de lograrlo.

¿En donde debes trabajar más tu consciencia para estar por encima, unido con la Luz?

Shabbat Shalom Comunidad

Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt | Coach
Basada en clase de Ruth Rosemberg, Centro de Kabbalah 2013.

jueves, 5 de enero de 2017

El corazón es pequeño

La porción de Vayigash comienza con lo que parece ser una confrontación entre Yehuda y Yosef.

En este punto de la historia, Yehuda cree que Yosef es simplemente el segundo al mando después del Faraón y al hablar con él dice estas palabras interesantes: “Permítame hablar palabras a sus oídos”. Esta especificación de hablar a los oídos es extraña, porque cuando hablamos con alguien, están escuchando con los oídos. Entonces, ¿cuál es el propósito de Yehuda al mencionar el hecho de que, mientras habla, va a hablar a los oídos de Yosef?

Los kabbalistas explican que esta es una enseñanza muy importante que también es verdad para la mayoría de nosotros, o para todos nosotros.

Antes de que comencemos a estudiar y entender, básicamente no tenemos idea acerca de por qué las cosas suceden, qué se supone que debemos hacer al respecto, cómo se supone que cambiemos y así sucesivamente. Hay tantas preguntas sin responder. Luego una persona inicia sus estudios espirituales, y quizás un poco de su trabajo espiritual, y comienza a obtener respuestas; entiende por qué las cosas ocurren, cómo debe cambiar y específicamente en qué áreas debe cambiar y enfocarse. Y la mayoría de las personas cree que esta es una gran parte del proceso espiritual, pero la realidad es que es tan sólo una pequeña parte de ello.

Conocer las áreas en las que necesitamos trabajar y qué aspectos de nosotros necesitamos cambiar es una parte muy pequeña del trabajo. Esa es la razón por la que usamos el término “práctica espiritual”. No podemos, a menos en nuestro tiempo, escuchar algo o entender algo y esperar a que ocurra inmediatamente, sin importar cuánto lo deseemos. 

Pero ¿por qué es esto verdad?

Hay una sección en el Talmud que usa la palabra lev, corazón, para hablar acerca de la capacidad de cualquier individuo para poder no sólo retener el conocimiento, sino retener el cambio. Y el Talmud quiere señalar cómo el mundo ha llegado a un estado en el que cada vez menos personas tienen la capacidad de retener el cambio.

Dice: “El corazón de los sabios, de las grandes almas que vinieron antes, era del tamaño de un gran salón. Y la capacidad del corazón de aquellos que vinieron en las siguientes generaciones es del tamaño de una habitación”. De las generaciones siguientes, de hace 2000 años, dice: “Y nuestro corazón es tan grande como un alfiler”.

El tamaño de nuestro corazón se ha degradado con el tiempo. Esto es un poco triste, pero es importante que lo sepamos, porque es posible que esto pueda cambiar la forma en la que vemos la intensidad con la que tenemos que practicar el trabajo espiritual.

Y esto explica por qué. Si hablabas con Rav Akivá y le decías sólo una vez: “Tienes un problema con la ira”, que sabemos que era cierto, su corazón era tan amplio y su capacidad para retener ese conocimiento era tan fuerte que podía cambiar en un momento. Pero ¿cuántas veces tenemos que repetirnos a nosotros mismos algo para cambiar? Miles de veces, lo cual no es ni bueno ni malo, es sólo un hecho. Por ende, si entendemos esto, nos damos cuenta que es descabellado pensar que escuchar algo cientos de veces es suficiente para cambiarnos.

Es la realidad de nuestra generación y de quienes somos, que nuestro corazón y nuestra capacidad para retener el conocimiento para cambiar son muy pequeños. Esa es la razón por la cual tenemos que seguir estudiando, practicando y esforzándonos por las mismas cosas una y otra vez.

“Hace diez años supe que tengo un problema con la ira y con ser reactivo. Pero sigo enfocándome en ello, porque mi corazón es pequeño. Mi capacidad para retener el conocimiento para cambiar es pequeña. Así que necesito a mis maestros, amigos, y necesito de mí mismo para continuar recordando lo mismo una y otra vez”.

Porque retenemos más enseñanzas y conocimiento que no nos llevarán al cambio. Cada vez que escuchas, cada vez que entiendes, cada vez que recibes sabiduría, recuerda que retienes sólo una pequeña fracción de eso para cambiar. Para el propósito de cambiar el corazón es pequeño, y por ello debe haber una práctica y recordatorios constantes.

Michael Berg
http://www.michaelberg.net/es/articles/el-coraz%C3%B3n-es-peque%C3%B1o