Ayer me encontré un fragmento de un libro de Ray Bradbury que me parece muy interesante para compartir aquí en el blog:
"Cuando te mueras, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio adonde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. No importa lo que hagas – decía – en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un autentico jardinero esta en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí. El jardinero estará allí para siempre”.
—Farenheit 451, Ray Bradbury
Esta semana estamos leyendo y tratando de aprender las lecciones de la porción de Noah quien como sabemos, a pesar del gran trabajo que hizo construyendo un Arca y metiendo en ella una pareja de todos los animales para preservarlos, nunca lo podremos considerar nuestro mejor ejemplo para ser como él ¿Por qué?
Aunque es verdad que para dicha época Noé (Noah en hebreo) era el más justo de su generación, misma que andaba muy depravada, el escuchó al Creador decir que los destruiría, pero ante esos anuncios muy anticipados (fueron muchos años entre que El Creador dijo esto, y en lo que de verdad mandó el Diluvio). Noé solo escuchó y se quedó impávido. Para cuando Di.os le indicó construir ya el Arca ¡¡Pasaron otros muuuuchos años!! ¡¡Imagínate cuánta madera y piezas tuvieron que generarse para lograr una nave de esas dimensiones!! Pero el solo hizo lo que se le indicó, con las instrucciones que recibió.
Podríamos pensar que fue una ganancia, él si pudo seguir la instrucción exacta de HaShem, no como su previa reencarnación Adán que desobedeció. Noah estuvo un pasito más corregido que su previa versión, sin embargo, hasta ahí se quedó.
Como quien es aún un carácter muy infantil que solo hace lo estrictamente necesario para existir, el hizo apenas lo necesario. Siguió la instrucción simple sin capacidad de cuestionarse que más se podría requerir. "Van a arrasar con la humanidad..." "Ah, bueno, OK" 😶
Esta semana podemos cuestionarnos si pecamos de indolentes, de tener poca iniciativa, de ser más niños que adultos, de ser tan simples que realmente no movamos la agua de nada ni de nadie si dejamos de existir.
Reflexiona. ¿Eres un Noé que solo hace lo indispensable para sobrevivir?
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt
Fuente del texto: encontrada en Facebook
Imagen https://pendulo.com/libro/fahrenheit-451_407607