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miércoles, 27 de diciembre de 2023

Plenitud interior


Estamos recorriendo la porción llamada Vayechi o Vayejí; lo creamos o no, estamos acabando ya el libro del Génesis , lamentablemente diría yo, porque de verdad, este es un libro en el que podríamos quedarnos a estudiar y a descifrar muchísima sabiduría encapsulada que nos es fantástica, pero que pasamos cada año con cierta velocidad y "el que entendió, entendió", y el que se cree que solo son cuentitos ingenuos, se perdió del obsequio de saber claves del Universo que habitamos.

En fin. Cerramos las historias del Génesis con la última parte de la vida de Jacob y también la última parte de la vida de Yosef, ambos representantes de la llamada columna central, es decir, la expresión más balanceada de los humanos, lo que aspiramos a ser, seres que saben cuando disfrutar y saben cuando esforzarse, cuando aferrarse y también cuando dejar ir que es lo que quisiéramos saber hacer todos, ir con los tiempos del Universo, no quedarnos atascados en el pasado pero tampoco obnubilados por el futuro. 

Vayeji significa "vida". Esta porción comienza con la frase: "Jacob vivió en Egipto durante 17 años".  Los mejores años de la vida de Jacob fueron cuando estuvo exiliado en Egipto.

El nombre de Egipto en hebreo es Mitzrayim. Significa "apretar" "angostura" "estrecho". Egipto es más que un simple lugar; es una energía. Es una consciencia que Jacob intentó crear en nuestra existencia, en esta vida y esta semana.

Puede parecernos extraño que sus mejores años hayan sido esos, pero podemos comprender que ya a esas alturas de su vida, el ya sabía SER, permaneciendo fiel a sus valores ya sin que el entorno le pudiera afectar de manera tan importante.

Reflexionemos: Egipto representa el mundo de lo físico. Lo más notable del país son las pirámides, algo que nadie ha podido recrear jamás. Son estrechas de arriba y grandes en la base; la mayor parte de su masa se encuentra en el nivel más bajo, el nivel físico. 

En Kabbalah por el contrario, la espiritualidad -y lo no físico- es lo más importante. Si fuera una pirámide kabbalística, estaría al revés, lo estrecho estaría en la base y lo amplio sería lo superior, pero es exactamente lo contrario.

Pero sabemos que todo lo que es físico, es en realidad una ilusión; todos nuestros problemas son una ilusión. Egipto es la ilusión en el ámbito físico que nos induce a pensar que somos limitados.

Jacob ya sabía las leyes espirituales: no se confundía ya con el mundo del tener o poseer, podía vivir la prosperidad y la plenitud verdadera que es más una sensación interior que una condición externa.

La espiritualidad no demanda carencia externa sino plenitud interior, que puede vivirse independientemente de el lugar en el que se esté. 

¿Qué tanto nosotros tenemos esa plenitud integrada en nuestro ser y sentir diario? Es una pregunta que vale la pena resolver a lo largo de nuestra vida. La espiritualidad no está peleada con el tener abundancia material en la vida, sino de no depender de ello para sentir que estás pleno, respondiendo a lo que a veces observamos en algunas personas que son tan pobres interiormente, que lo único con lo que cuentan es con dinero.

El trabajo espiritual no es fácil, pero comprender sus lecciones hace que la vida nos sonría.

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt 

Imagen https://educahistoria.com/las-piramides-de-egipto-quienes-fueron-realmente-sus-constructores/


sábado, 16 de diciembre de 2023

Yosef administrador y proveedor


Yosef es el equivalente de la séfira llamada Yesod, es decir de la séfira más cercana a nuestro mundo físico, es como si fuera el grifo que si se cierra, no deja salir la energía hacia nuestro mundo, pero si se abre, permite que fluya todo lo que viene de Luz de Mundos Superiores hacia nosotros, es decir, lo que experimentamos como Luz.

Yosef es entonces un administrador, un proveedor de dicha luz. Esto por supuesto se relaciona con los tres pilares de energía del sistema de flujo de la Luz, es decir

1) Dar

2) Recibir

3) Dar para Recibir 

(Columna derecha, columna izquierda, columna central).

Yosef canalizó para la humanidad la capacidad de resolver cuando hay que dar y cuando hay que guardar. Cuando hay que ser generoso con lo que se comparte, y cuando hay que ser respetuoso de lo que se retiene.

Por ejemplo, no siempre estamos en el momento de recibir cierta información, saber contenerse de las ganas de revelar lo que se sabe, en bien de quien necesita esforzarse por revelarlo por mérito propio; no contar el final de la película porque le quitas todo interés al que la iba a ver, no dar la recompensa antes de que la persona sienta en cuerpo y mente que ya la merece. No premiar si no se ha hecho nada para ser premiado.

A veces necesitamos experimentar el dolor de un proceso para abrir la capacidad de entender, no siempre estamos maduros para cachar la siguiente pieza de información, así que un buen maestro dejará al alumno esforzarse para tratar de encontrar una respuesta a un problema que para él como docente ya no lo es, pero saber que si regala la respuesta al alumno, no de deja desarrollar sus propias capacidades.

Yosef tenía esta claridad y eso es lo que queremos desarrollar esta semana. Restringir nuestras ganas de dar si somos quienes ya podemos DAR. Esforzarnos en ganarnos el mérito de recibir si es que aún no entendemos.

Yosef es esa columna central que sabe tener paciencia aún cuando las ganas de dar ardan de deseo de compartir en su interior, todo, por revelar un Bien superior.

Shabbat Shalom 

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://es.breslov.org/yosef-hatzadik-y-el-mes-de-tamuz/