En el libro de Números (Bamidbar) 16:6-7: en el episodio de Koraj, que es el que recorremos esta semana, se habla especialmente del incienso, ya que gracias a la negatividad de los israelitas había vuelo a surgir una plaga.
El incienso es presentado en la Torah como una ofrenda sagrada, utilizada para crear una conexión íntima y profunda entre el pueblo de Israel y Hashem. A diferencia de los sacrificios animales, que representaban la conexión física y manifiesta con lo divino, el incienso expresa el vínculo interior y espiritual de las almas con Dios. Por eso, se quemaba en el altar interior del Templo, en contraste con los sacrificios que se realizaban en el altar exterior.
El humo del incienso, que asciende hacia el cielo, simboliza las oraciones y deseos del pueblo elevándose hacia lo divino. Así, el incienso es visto como un vehículo para transportar las súplicas y peticiones del corazón humano a la presencia de Dios,
La ketoret estaba compuesta por once ingredientes, cuidadosamente molidos y mezclados. Diez de ellos representan los diez niveles de santidad con los que fue creado el mundo, y el onceavo, el olíbano de aroma desagradable, simboliza los aspectos negativos del universo. Sin embargo, al integrarse en la mezcla, incluso este último contribuye al aroma y simboliza la capacidad de transformar lo negativo en positivo cuando se une con un propósito sagrado
En la tradición kabbalística, el olfato es considerado el sentido más espiritual, porque no está mediado por el contacto físico directo y porque fue a través de la nariz que Di.os insufló el alma en el ser humano (Génesis 2:7). El placer del olfato es visto como un deleite del alma más que del cuerpo, y por eso el incienso representa la dimensión más elevada del servicio espiritual
El libro de los Salmos (Salmo 141:2) asocia explícitamente el incienso con la oración: “Suba mi oración delante de ti como el incienso”. El Zohar comenta este versículo y profundiza en el misterio del incienso como medio de elevar el alma y unir lo terrenal con lo divino
El incienso se ofrecía dos veces al día en el Templo, por la mañana y por la tarde, y en ocasiones especiales como Yom Kippur, el sumo sacerdote lo utilizaba para purificar el Santuario y pedir perdón por los pecados del pueblo
En la Kabbalah, la ketoret es vista como un remedio espiritual contra las fuerzas negativas, la inclinación al mal y la hechicería, y como un amuleto de protección y prosperidad.
En aprecio a los regalos que tenemos para conectar con lo Alto.
Feliz domingo Comunidad.
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt
Apoyo en La Biblia editada por El Centro de Kabbalah y Perplexity IA
Imagen https://templeinstitute.org/temple-incense/
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