viernes, 29 de marzo de 2024

Alimentar el fuego


En las porciones que estudiamos acerca del tabernáculo (el templo móvil que crearon los israelitas para llevar en la travesía en el desierto), el fuego tenía una presencia clave.

Había dos tipos de fuegos, pero ambos debían arder constantemente.

“Y el fuego sobre el altar arderá en él, no habrá de apagarse, y quemará sobre él el sacerdote leños, mañana tras mañana… un fuego perpetuo habrá de arder sobre el altar, no habrá de apagarse” (Vaikrá 6:5-6).

Por un lado, tenemos el Ner Tamid, la lámpara perpetua que se ubicaba en el recinto interior del Mishkán.  En realidad, el Ner Tamid era una de las siete luces que conformaban la Menorá, el candelabro.  

El Ner Tamid es símbolo de la Torá, de la enseñanza.  La luz que irradia se asemeja a la luz que emana de la Torá. Estudiarla nos ilumina, alumbra el camino de la vida.

El otro fuego que recuerda Rashi en su comentario es el Esh Tamid, el fuego perpetuo que ardía sobre el altar, ubicado en el recinto exterior del Mishkán.  Este fuego servía como base para el fuego que quemaba los sacrificios.  Debía arder siempre, por lo que los cohanim tenían que alimentarlo cada mañana con nuevos leños.

Un aspecto interesante de estos dos fuegos es que cuando el fuego del Ner Tamid se apagaba, debía ser encendido con el fuego del Esh Tamid.  Es decir, la luz que iluminaba el recinto interior y más sagrado del Tabernáculo, el fuego que simbolizaba la luz eterna que irradia la Torá y que ilumina el camino de los que la estudian, debía ser encendido desde un fuego que se ubicaba en la parte exterior del Mishkán, junto al altar de los sacrificios.

El fuego de lo espiritual, de lo que da sentido a nuestras vidas, debe ser alimentado día a día con el cuerpo, con el esfuerzo, con la acción cotidiana.

El fuego, siendo uno de los elementales, sabemos que lo vamos a comprender como la naturaleza de la inspiración, la luz que ilumina el camino, un elemento un tanto intangible pero que clarísimamente se manifiesta como un gran transformador del mundo de la materia. Donde hay fuego, hay cambio. Necesita un combustible, de otra manera le es imposible existir. No hay fuego que no nazca de alguna fuente, no flota en el aire, depende de ser alimentado, ser atizado, ser cuidado para que no cunda o no se apague. El agua ya está, la tierra ya existe, el aire es parte ya de la atmósfera. El fuego no necesariamente existe, o existen condiciones o no.

Así es la espiritualidad, así es la transformación personal.

¿Cómo está actualmente tu fuego interior?

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt


Itálica https://www.bet-el.org/old/BetelSemana_Parasha-TZAV.html

Imagen https://jesusmariavelasco.wordpress.com/2019/10/13/atizar-o-reanimar-el-fuego-dar-vid/



miércoles, 27 de marzo de 2024

Encender la Luz dentro de nosotros mismos


Rutina
. Quizás uno de los grandes aniquladores de la verdadera espiritualidad.

La porción de esta semana se llama Tzav que técnicamente quiere decir mandamiento. En realidad, hacer un mandamiento, es algo obligatorio y por tanto es una práctica un tanto idólatra. Lo haces porque debes, no porque estás realmente involucrado en ese momento con total presencia.

Sin embargo los humanos buscamos muchas maneras de generarnos hábitos a fin de hacer algo que sentimos que necesitamos o que es bueno, pero hasta la afirmación más poderosa, la oración más bella, dicha simplemente con rutina deja de tener esas chispas que nos encienden lo que genuinamente crean "la magia": la consciencia que requiere de estar presentes, alertas, cuestionándonos, vivos.

Esta semana nos va invitando a prepararnos para Pesaj, la liberación de la Pascua. Normalmente lo que hacemos es limpiar profundamente nuestra casa, eso es una de las prácticas más importantes antes de llegar a esa celebración, pero por supuesto, la gran tarea es hacer esta actividad que no suele ser placentera (porque es muy cansada y usualmente tediosa) con consciencia. Imprimiendo de verdad entendimiento de que la limpieza exterior debiera reflejar la limpieza de nuestro interior. Limpiar no por rutina sino de verdad conectar con qué debe quedar puro ¿Qué estoy realmente limpiando? ¿Qué parte de mis características negativas debo observar y recalibrar?

Es importante que sepamos que dentro de nuestra negatividad estamos hablando de un eje de polaridades.

Lo que entendemos como maldad, posiblemente sea simplemente desbalance. Lo explico: Hay quienes podrán tener una gran necesidad de justicia. Llevado a un extremo pueden llegar a ser crueles en la búsqueda de la ejecución de una justica perfecta, prácticamente in-natural a lo humano. De origen, la justicia no es un mal, pero llevada a sus extremos mínimos y máximos puede ser experimentada como maldad: En su extremo mínimo puede ser indulgencia extrema ante los hechos que requieren algo de temple, o en su expresión máxima alguien puede llegar a ser inclemente en la búsqueda de actuar con justicia. He ahí que se necesita balance.

Esta es la limpieza que debemos buscar, el justo medio que no siempre está a la mitad sino que constantemente se está moviendo de grado de pertinencia y que nos exige una gran maestría en el balance de nuestro ser para realmente ser seres equilibrados espiritualmente.

Solo meditar no nos lo da, hacer bien las asanas de yoga no nos lo da, orar todas las noches no nos lo brinda; es el ejercicio del sacrificio de estar observando constantemente donde debemos imprimir más o menos energía adecuadamente, eso es lo que hace que algo no sea una rutina de encender las luces en un altar, sino de encender la Luz dentro de nosotros mismos.

Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt

Imagen https://www.cuerpomente.com/salud-natural/ejercicios/9-posturas-yoga-para-ganar-equilibrio_7949