MAS A CAMBIO
Afinación semanal por Yehuda Berg
La gratificación instantánea es una de las cosas que nos mantiene alejados de la plenitud a largo plazo que estamos destinados a recibir.
Sin embargo, no importa cuán duro lo intentemos, puede sentirse casi imposible tomar la decisión proactiva en lugar de la reactiva. Por ejemplo: quizás alguien quiere estar saludable, pero le resulta difícil resistir el tomar otro pedazo de pastel. O quizás alguien anhela ser amado, pero se conforma con menos sólo para evitar la soledad.
El único problema con la gratificación instantánea es que al final, no nos da lo que realmente queremos y en la mayoría de los casos nos mantiene alejados de anhelos profundos que deseamos alcanzar.
El Zóhar, la principal fuente de sabiduría kabbalística, revela que las elecciones reactivas se encuentran arraigadas en nuestro ego (o nuestro Deseo de recibir para sí mismo) y al restringir nuestra naturaleza reactiva, entramos más en contacto con nuestro mayor tesoro: nuestra alma.
Nuestro peor temor en desmantelar el ego es el temor a la pérdida: la pérdida del placer que obtenemos a partir de la gratificación instantánea. Este temor es comprensible. Pero el Zóhar nos dice que incluso mayor alegría y placeres más grandes nos esperan. De hecho, éste establece que uno encontrará “un tesoro que es suficiente para reconstruir su casa, así que no sentirá lastima por la casa que fue demolida”.
Esta es una declaración poderosa. Lógicamente, ¡la única forma en la que no nos arrepentiremos por entregar algo es recibiendo algo mucho mejor a cambio! Los kabbalistas saben que llevar una vida espiritual no demanda la negación del placer. El deseo del Creador es otorgar placer infinito a toda Su creación. Por ende, un kabbalista sólo “hará un intercambio”, renunciando al placer temporal a cambio de júbilo y plenitud eternos.
La verdad acerca de sacrificar la gratificación inmediata es que no es un sacrificio en lo absoluto. Obtenemos mucho más a cambio.
Nunca se nos pide que renunciemos a algo al seguir el camino Kabbalístico. Más bien, se nos muestra cómo alcanzar un júbilo incluso más grande que satisfará profunda y permanentemente cada uno de nuestros deseos.
Afinación semanal por Yehuda Berg
La gratificación instantánea es una de las cosas que nos mantiene alejados de la plenitud a largo plazo que estamos destinados a recibir.
Sin embargo, no importa cuán duro lo intentemos, puede sentirse casi imposible tomar la decisión proactiva en lugar de la reactiva. Por ejemplo: quizás alguien quiere estar saludable, pero le resulta difícil resistir el tomar otro pedazo de pastel. O quizás alguien anhela ser amado, pero se conforma con menos sólo para evitar la soledad.
El único problema con la gratificación instantánea es que al final, no nos da lo que realmente queremos y en la mayoría de los casos nos mantiene alejados de anhelos profundos que deseamos alcanzar.
El Zóhar, la principal fuente de sabiduría kabbalística, revela que las elecciones reactivas se encuentran arraigadas en nuestro ego (o nuestro Deseo de recibir para sí mismo) y al restringir nuestra naturaleza reactiva, entramos más en contacto con nuestro mayor tesoro: nuestra alma.
Nuestro peor temor en desmantelar el ego es el temor a la pérdida: la pérdida del placer que obtenemos a partir de la gratificación instantánea. Este temor es comprensible. Pero el Zóhar nos dice que incluso mayor alegría y placeres más grandes nos esperan. De hecho, éste establece que uno encontrará “un tesoro que es suficiente para reconstruir su casa, así que no sentirá lastima por la casa que fue demolida”.
Esta es una declaración poderosa. Lógicamente, ¡la única forma en la que no nos arrepentiremos por entregar algo es recibiendo algo mucho mejor a cambio! Los kabbalistas saben que llevar una vida espiritual no demanda la negación del placer. El deseo del Creador es otorgar placer infinito a toda Su creación. Por ende, un kabbalista sólo “hará un intercambio”, renunciando al placer temporal a cambio de júbilo y plenitud eternos.
La verdad acerca de sacrificar la gratificación inmediata es que no es un sacrificio en lo absoluto. Obtenemos mucho más a cambio.
Nunca se nos pide que renunciemos a algo al seguir el camino Kabbalístico. Más bien, se nos muestra cómo alcanzar un júbilo incluso más grande que satisfará profunda y permanentemente cada uno de nuestros deseos.
Yehuda Berg