Hoy les comparto un texto de Karen Berg, con conceptos muy interesantes:
La porción de esta semana, Nasó habla entre otras cosas
de un pasaje en el que un ángel se acerca a una mujer embarazada y le dice todo
en lo que debe hacer restricción para que su hijo nazca siendo nazareno.
La importancia de esta historia no está reservada para
las mujeres embarazadas, cómo pudiste haber imaginado. Esto se relaciona con
cada uno de los aspectos de la vida humana.
Concebimos constantemente, ¿no?
Siempre creamos vida de algún tipo. Ya sea que creemos nuevas amistades,
iniciemos nuevos proyectos de negocios, horneemos un pastel o concibamos un
niño: lo que determina el resultado de cómo será nuestra vida no son solamente
nuestras acciones, sino también nuestros pensamientos mientras las realizamos.
La comida hecha por una madre siempre sabrá mejor
porque fue hecha con amor. Un negocio que inicia inspirado por una verdadera
pasión y deseo de compartir suele ser más exitoso que los que son hechos para
enriquecerse rápidamente.
Y sí, los niños que son concebidos en un momento de
genuina conciencia espiritual e intercambio de amor verdadero desde luego que
son almas especiales.
Me gustaría que hicieras algo esta semana: fíjate en
tus propios "hijos rebeldes". No me refiero literalmente (a menos que, por
supuesto, sí tengas hijos rebeldes). ¿Qué no funciona en tu vida? ¿Cuáles son
las áreas en las que las cosas tienden a descontrolarse?
Ahora, remóntate al
inicio y pregúntate si tu conciencia estaba en un estado de compartir cuando
todo el proceso inició. Pero ¿sabes algo? La buena noticia es que siempre
podemos cambiarlo. Siempre podemos mejorar el futuro con simplemente ser
mejores aquí y ahora.
Como verás, a veces no tenemos que cambiar nuestras
acciones. Sólo necesitamos que nuestras intenciones sean puras de corazón. Con
un deseo de compartir como la fuerza motivante detrás de todo lo que hacemos,
seguramente crearemos mejores horizontes para nosotros y los demás.
Karen Berg