Una de las grandes trampas que nos impone contar con el obsequio de que los humanos seamos capaces de tener una percepción de tiempo (una de las grandes ilusiones del mundo físico de Maljut), es contar con algo que llamamos noción de pasado, presente y futuro, es decir, somos capaces de juzgar y narrarnos una historia de cómo fue el pasado (siempre con sesgo de nuestra memoria, pero eso no lo tenemos tan claro) o, especular cómo será el futuro, generándonos expectativas acerca de él, inventarnos negras historias de lo que podrá llegar a ser o por el contrario, generarnos ideas de que lograremos ser felices cuando algo que deseamos suceda en el futuro.
Observa que todo esto es mera imaginación, ya sea en reversa o en avance: la tragedia o drama pasado o los paraísos perdidos que nos hacen creer que "todo pasado fue mejor", o nuestras ilusiones del futuro, ya sea la catástrofe que adivinamos o el Edén que soñamos. Un magnífico Israel prometido.
La porción que seguiremos esta semana se llama Ki Tisa que entre otras cosas nos hablará de un símbolo importantísimo para la espiritualidad: La construcción del Becerro de Oro.
¿Qué es el Becerro de Oro?
En la historia textual, fue un artefacto creado con el oro fundido de los israelitas al que por artes de brujería o magia se logró "vivificar" y que funcionaba como un oráculo, un especie de Google de aquel entonces que podía dar respuestas a todas las inquietudes de las personas.
Todo esto sucede mientras que Moisés subía al Monte Sinaí a recibir las instrucciones del sistema de la Luz, es decir las Tablas de los Enunciados o reglas del juego de la vida y dejaba a los israelitas a cargo de su hermano Aarón para que lo esperaran PACIENTEMENTE.
¿Qué sucedió?
Lo que sucedió es lo que nos pasa a los humanos con frecuencia, empezaron a sentir que el tiempo pasaba y que Moisés no regresaba. Las dudas empezaron a surgir ¿De verdad va a volver o ya nos quedamos aquí solos en el desierto?
Como si eso no fuera suficiente, alguien comenzó a inyectarles incertidumbre. Unos personajes llamados los Erev Rav empezaron a hacer declaraciones negativas de la situación, generar falta de certeza de que Moisés cumpliría con su palabra de volver. El tiempo comenzó a volverse un enemigo, con cada minuto que pasaba más dudas se dejaban invadirlos y comenzaron a necesitar respuestas de cualquier índole con el cual alimentar sus mentes ansiosas.
La sección de esta semana de la Torah nos va a estar hablando de la importancia de mantener la certeza, la paciencia, y de mantener la memoria espiritual más allá de artefactos o recursos que nos sirvan de guía externa más que hacer uso de nuestra consciencia interna.
Muchas veces los humanos nos espantamos de ver los movimientos en el sistema de la vida. Que las cosas cambien nos hacen sentir que perdemos algo vital. El futuro comienza a ser un escenario tenebroso y el temor nos desconecta de nuestra espiritualidad, es decir, esta unidad con el Universo y su perfecto orden.
La inmadurez espiritual de los israelitas se hizo sentir y la oportunidad de revelar los secretos del Orden se les escapó.
Ahora, piensa en tu propia vida ¿Tienes certeza de que el proceso actual es el que necesitas para tu evolución o el escenario caótico del futuro está haciendo presa de ti? ¿Estás recurriendo a Becerros de Oro para lograr calmarte? ¿Falsos profetas disfrazados de influencers expertos de algo nublan tu sentido común?¿Sustancias mágicas que con tan solo tomarlas desaparecerán todos tus males?
No es que no podamos usar recursos del conocimiento, pero si no nos damos cuenta que son tan solo apoyos parciales que no pueden volverse nuestros "dioses rectores" (en minúscula) podremos caer en la desconexión de la consciencia que es nuestro verdadero canal hacia lo que nombramos Di.os con mayúscula.
Reflexionemos qué tan confiadamente podemos caminar nuestra ruta espiritual independientemente de la noción de pasado, presente o futuro.
Feliz domingo y semana Comunidad
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta Gestalt
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