Una de mis
historias favoritas del Midrash es sobre Shaúl, el primer rey de Israel. Fue
elegido como rey porque era un alma muy elevada y por la increíble cantidad de
trabajo y Luz que podía revelar en este mundo. El Profeta Shmuel guio a Shaúl
en todo lo que debía hacer. Sin adentrarnos en la historia completa, hubo un
momento en la vida de Shaúl en el que decidió, por buenas razones, no escuchar
a Shmuel.
Esta
escena es muy dramática cuando la leemos en Profetas. Después de mucho
discutir, al final Shmuel le dice a Shaúl: “Quiero que sepas que en este
momento, a causa de esta decisión, perdiste el mérito de ser el líder y seguir
siendo rey, y te prometo que el reino será entregado a alguien que conoces, al
Rey David, que es mejor que tú”.
Los
años pasaron y el Profeta Shmuel dejó este mundo. Shaúl siguió siendo rey y
estaba por iniciar su última batalla, si bien no sabía que sería la última.
Shaúl tenía miedo de luchar esta batalla, por eso, aunque usualmente no lo
hacía y no sea algo que los kabbalistas digan que debamos hacer, se dirigió a
una mujer que podía invocar a las almas de los muertos y le pidió que invocara
a su maestro y guía, Shmuel, quien ya había dejado este mundo.
A
través de esta mujer, Shaúl le preguntó a Shmuel: “¿Cómo terminará la batalla
que estoy por enfrentar?”, a lo que Shmuel respondió: “En esta batalla morirás
y el reino será entregado a alguien que conoces”. Shmuel no dijo aquí lo que
había dicho antes, que el reino sería entregado al amigo de Shaúl que era mejor
que él; simplemente dijo que el reino sería entregado a alguien más.
Al
principio Shaúl fue estremecido por la noticia de su muerte, pero luego le dijo
a Shmuel: “Cuando estabas vivo y me hablaste de la pérdida de mi liderazgo,
dijiste que sería entregado a David, alguien que era mejor que yo. Pero ahora
me dices que el reino será entregado a David, como si no fuese mejor que yo.
Entonces, ¿por qué en aquel momento me dijiste que él era mejor que yo y ahora
me dices que no?”.
Shmuel,
desde el mundo de las almas, dijo: “El mundo en el que aún resides está lleno
de mentiras. Así pues, te dije algo que en realidad no era cierto. Ya que, a
decir verdad, el Rey David no es mejor alma que tú. En el mundo en el que
estás, puedo decir cosas que no son exactamente correctas porque es un mundo
lleno de mentiras. Pero ahora estoy en el mundo de la verdad, el mundo de las
almas, en el que sólo puedo decir la verdad exacta y, por lo tanto, todo lo que
puedo decirte es sí, morirás. Y sí, el reino le será entregado a David, pero
ahora no puedo decirte la mentira de que él es mejor que tú”.
Es
una historia interesante en varios niveles, pero, para mí, una de las lecciones
clave es entender este mundo. Tenemos que saber que este es un mundo de
mentiras. A menudo hacemos cosas, decimos cosas y, a veces, incluso pensamos
cosas que no son verdaderas; por verdad me refiero a la verdad sobre quienes
somos, y lo que sabemos que es correcto o bueno. Muchas veces decimos cosas que
sabemos que no son ciertas o que podrían no serlo, pero debido a las
circunstancias, nos encontramos en la situación en la que no tenemos que
obligatoriamente mentir, sino más bien, decir algo que no es 100% verdadero.
Muchas veces, debido a las circunstancias, actuamos en un modo que no es
completamente engañoso, pero que de algún modo no es realmente verdadero para
nosotros. Esa es la verdad de este mundo; todos nosotros, tanto consciente como
subconscientemente, mentimos.
Hay un libro llamado: Los cinco grandes arrepentimientos de los
moribundos. La autora habló con gente que estaba muriendo y le
preguntó cuáles eran los arrepentimientos de su vida.
Todos
son muy esclarecedores, pero el mayor arrepentimiento de la gente que estaba
por morir era que no vivieron una vida sincera con ellos mismos; vivieron vidas
guiadas por las circunstancias y por otras personas, en lugar de por su propia
verdad. Sé que “mentiras” es una palabra fuerte para la mayoría de nosotros.
Pero, realmente, mentiras es cuando vivimos, hablamos y a menudo pensamos en
maneras que no forman parte de nuestra esencia.
Shabbat Shalom Comunidad
Texto: Michael Berg (fragmento)
Publicado por Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta - Coach