Hay dos pensamientos que una persona exitosa debe abandonar:
Nunca lo lograré.
Ya lo logré.
Yehuda Berg
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Hay un concepto que alguna vez nos enseñó Benza, que es muy muy muy clave en Kabbalah, que es "estar y no estar". Es un concepto complejo, que como todo lo valioso de esta sabiduría, lo entiendes cuando lo vas viviendo, lo vas bajando de teoría, hasta manifestarse en materialización en tu propia persona y en ese momento, te queda clarísimo.
No estoy yo aún en ese punto por completo, lo he llegado a tocar por instantes, pequeños atisbos de "lo entendí" que de pronto aún no tengo la total posibilidad de desmantelarlo tan claramente como otros tópicos.
Estar y no estar es tener la afinidad suficiente para "accesar a", pero a su vez saber que no lo tienes aún y seguir deseando para seguir dentro del proceso.
Lo que nos plantea Yehuda es ese paso entre "soy capaz", pero no cantar victoria, es como la prolongación del estado de deseo para no perder la conexión, pero sentirse complacido de que ya sabes un poco el sabor de lo que buscas y justo desear aún más.
Me lo imagino como cuando en muchos momentos no he sabido bien lo que quiero. Ahí todavía no estoy en este estado en el que al menos ya tengo esa claridad.
Es un momento nebuloso e incómodo que aún no es exactamente el inicio de la satisfacción que da el poder ya nombrar lo que se quiere, sino ese estadío amorfo en el que ni siquiera lo sabes pedir.
Hay otro momento, en el que ya sabes cómo se llama, lograste concentrar lo suficiente una energía indiferenciada en un concepto que ya puede tener fronteras precisas que lo van acercando a la manifestación que es la expresión máxima del tener estructura, peso específico, forma, elementos perceptuales para los sentidos....pero aún no estás ahí. La emoción crece.
Cuando estás en ese nivel en que empiezas a experimentar pero que aún las cosas no están del todo cuajadas, me parece que es muy peligroso cantar victoria, es un punto en el que debieras mantener el deseo puro y la apreciación verdadera so pena de que aún se pueda caer la manifestación o precipitarse de una manera en que aún no estaba tu vasija cien por ciento lista para asimilar tanta bondad.
¿Te ha pasado que tienes muchísima hambre y por ello comes lo que sea y te sacias de algo que no era lo que de verdad querías? La sensación es patética. En ese momento te queda claro que deberías haber postergado el deseo y su saciedad, pero la ya bien conocida impaciencia humana vuelve a hacer de las suyas como lo ha hecho por milenios.
Así es el deseo de todo y la bendición de postergar, hacer restricción. Poder estar de verdad listo para agrandar tu capacidad de apreciar y recibir el bien, de lo contrario, echas a la basura Luz Pura. A la basura. Increíble ¡¡Llega lo que querías y no lo sabes reconocer!! ¡¡Te agarra verde en el proceso!!
En Kabbalah se habla de continuidad pero los humanos somos expertos en discontinuidad. Nos conformamos rápido...pero nos damos cuenta que no nos nutrió.
Kabbalah habla de satisfacción verdadera y esa claramente no es la que te cumple el antojo y desaparece. No es esa que es un estruendo de manifestación, sino como una melodía armónica y permanente.
Esa una cualidad poco recordada pero muy necesaria: La Templanza.
Templanza es moderación y equilibrio. Recordemos que Kabbalah busca el balance.
Ser y estar centrado y completo. Permanentemente.
Queremos evitar lo que en México se expresa con una frase local: "llamarada de petate" Una llama intensa que consume el material combustible de inmediato, apagándose sin remedio y sin posibilidad de volver a prender.
Templanza habla de un deseo puro.
Es como estar a cargo del equilibrio de una balanza, estás en el deseo, pero sabes que debes seguir estando.
Si yo pudiera consolidar alguna reflexión sería conservar la flama media, el deseo vivo, la medida exacta entre el ya saber lo que anhelo y a que sabe, pero no abalanzarme a conclusión, saber que aún debo trabajar más y más para seguirlo mereciendo.
Temple, temple.
Feliz domingo.
Prana Pascual
Imagen La Templanza, tarot de Raider Waite
