Cuando la gente sucumbe ante las exigencias de su ego, preocupándose con asuntos del mundo material, reside una gratificación y una recompensa inmediatas, pero de corta duración. Su amor propio se ahonda y sus corazones se endurecen.
En contraste, los logros espirituales no gratifican al ego. Por esta razón, la humildad y el desinterés son más difíciles de encender, aunque sus recompensas son mucho más grandes y duraderas.
La Kabbalah enseña que el mundo por venir eterno no está en algún lugar en el futuro, sino que es fácilmente alcanzable aquí y ahora de acuerdo con nuestro grado de transformación espiritual.
Una lectura de esta sección nos ayuda a resistir el
orgullo y la arrogancia al elevar nuestro conocimiento de sus consecuencias en
los ámbitos físico y espiritual.
Feliz es quien hace menos de sí mismo en este mundo, cuán
grande y elevado es de él en el mundo eterno. Quien quiera que sea pequeño en
este mundo, es grande en el mundo eterno; quién es grande en este mundo es
pequeño en el mundo eterno como está escrito.
El Zohar / Jayei Sarah "Aquel que es pequeño y aquel que es grande"
Transcripción literal ppascual