Di.os le habló a Moshé y a Aarón, diciendo: “Cuando
Paró les hable, diciendo: ‘Hagan un milagro para ustedes’, le dirás a Aharon:
‘Toma tu vara y arrójala ante el faraón, para que se convierta en serpiente’”.
Moshé fue con Aarón donde Faraón e hicieron así, tal como Di.os había ordenado.
Aarón arrojó su vara ante el faraón y sus siervos, y se convirtió en serpiente.
(Shemot 7:8-10).
El Faraón quería ver algo poderoso, único y convincente. Y la
Torá dice que fueron hasta Faraón e “hicieron como Hashem les ordenó”.
Cuando la Torá dice que hicieron como se les ordenó,
los está alabando. “Vean, ¡escucharon a Hashem!”. Pero, ¿qué fue tan
impresionante? ¿Por qué ameritaron el elogio? Dios les dio la posibilidad de
hacer un milagro, ¿no lo haríamos todos acaso? ¿Por qué tanto alboroto? Más
aún, la Torá alaba que hayan ido donde Paró. Extrañamente, no los elogia por
haber realizado el milagro (eso está escrito después de la alabanza). ¿No es
eso lo que merece ser alabado?
¿Y cuál fue la respuesta ante este milagro? Moshé y
Aarón se convirtieron en el hazmerreír de Egipto. Todo egipcio sabía realizar
este simple truco, hasta los niños pequeños. Como dice el Midrash:
Faraón comenzó a reírse [de Moshé y Aarón] y les dijo: “¿Es esta la señal de su Dios? ¿No saben que domino toda la magia?”. Inmediatamente reunió a niños de la escuela, quienes también [arrojaron sus varas y se convirtieron en serpientes]. Luego llamó a su esposa, quien también lo hizo… como hicieron los magos de Egipto y los niños de cuatro y cinco años. (Midrash Rabá, Vaerá 9:6).
Faraón se burló de ellos, diciendo que su truco era ‘como llevar un grano de arena al mar’.
Luego Di.os volteó la situación para El Faraón y sus
seguidores: todo el espectáculo era una trampa. “Y la vara de Aarón engulló sus
varas” (Shemot 7:12). Después de que las serpientes volvieron a ser varas,
palos de madera tirados en el piso, la vara de Aarón engulló las de ellos. Eso
no estaba en el repertorio egipcio de trucos de magia. Era,
incuestionablemente, un milagro.
“El Faraón endureció su corazón y no los escuchó, y
Hashem había hablado” (ibíd. 7:13). Faraón tuvo que endurecer su corazón. Eso
significa que se aterrorizó, pero que superó el temor. El Midrash dice que
pensó que, si la vara de Aarón se comió a todas las otras, con la misma
facilidad podría dirigirse a su trono y aniquilarlo.
El plan de Hashem fue genial. Si Moshé y Aarón se
hubiesen presentado ante Faraón y jugado sus cartas de inmediato, arrojando su
vara que se comía las de ellos, el impacto habría sido mucho menor. Faraón esperaba ver un milagro, estaba mentalizado y preparado para él, y no habría
tenido que endurecer su corazón. Se habría impresionado, pero no asustado.
¿Y quién se habría enterado del milagro? Sólo El Faraón y unos pocos de sus ministros, y se habrían asegurado de que permaneciera en secreto. La población egipcia nunca hubiese oído sobre él. ¿Qué ocurrió, en cambio? Paró llamó a todo el mundo: los niños de la escuela, los hombres sabios, los magos, su esposa. ¡Ahora está en la primera plana de las noticias!
A veces así nos sucede, no sabemos porque caemos en situaciones en las que parece que lo que estamos haciendo es el ridículo, o que simplemente no sabemos para qué Di.os nos puso ciertas circunstancias, pero cuando ves más detallada y reflexivamente, tuvo total sentido para lograr mejores resultados de los que te hubieras podido imaginar.
Ese es el poder de la certeza y el factor sorpresa con el que vivimos en esta vida.
Shabbat Shalom al finalizar el día Comunidad
Prana Raquel Pascual - Coach - Psicoterapeuta
Imagen http://noticiasjovenes.es/articulo/117968/las-plagas-de-egipto
Fuente: https://www.aishlatino.com/tp/s/sabiduria-para-la-vida/El-factor-sorpresa.html