Ayer por la noche comenzó el décimo sexto día del Omer. Guevurah de Tiferet, Disciplina en Compasión.
La disciplina y severidad en la compasión me hace pensar en algo que observo en estos días en que he podido acompañar a personas con enfermedades serias. Verlo, me ha confrontado, con las diversas caras de una figura que llamaremos "el cuidador".
El cuidador tiene fibras muy delicadas del proceso en sus manos. Cuando ves a una persona en circunstancias dolorosas, hay muchas facetas que es importante ejercitar. Disciplina en Compasión me parece que aporta el poder ayudar al otro, sabiendo cuando debes mantener un cierto estoicismo en el que la persona pueda apoyarse.
Hay momentos en que se requiere de funcionar como un soporte para el otro aunque uno también quiera desfallecer y soltarse a llorar. Hay momentos en que eso no aporta y hay que mantenerse firme y sólido a pesar del trago amargo a fin de apoyar una necesidad inminente de ser sostenido por una mirada seria pero solidaria, o ejercer acciones decididas y fuertes aún ante la emergencia. Piensa en un cirujano, una enfermera, un bombero, un rescatista. Aunque aquilate bien la situación, no es el momento de flaquear.
Hay veces que tienes que prestar tu estructura para que el otro pueda agarrarse de ahí, de nada sirven dos debilitados frente a un reto que demanda valentía.
La otra cara de la moneda, es la indolencia y la indiferencia ante el dolor, e incluso un cierto gusto de que el otro esté "mordiendo el polvo". He visto quienes ostentan cierto gusto a revancha o reclamo en los momentos de debilidad de su congénere. La verdad, muy mal momento para tratar de balancear lo que en condiciones de iguales no hayas podido equilibrar.
La disciplina en compasión requiere que podamos poner las necesidades del otro antes que las nuestras y calibrarlas adecuadamente a lo que le sea necesario para el "ayudado". A veces nuestra estructura y estoicismo serán puestos a prueba, una restricción ante nuestra reacción natural puede prestar fuerza a quien lo necesite para pasar una prueba intensa.
Sin embargo, la séfira de Tiferet, el balance, el equilibrio, mismo que estamos corrigiendo esta semana, deberá poder distinguir cuando un gesto tierno ya es necesario y viable para reconfortar después de un esfuerzo monumental, sin que ello nos vuelva blandengues o faltos de carácter en el proceso de acompañar.
¿Cómo lo puedes poner en práctica hoy?
Prana Raquel Pascual - Psicoterapeuta - Coach
Imagen: https://www.salusplay.com/blog/valoracion-enfermera-paciente-intoxicado/
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