Sábado 23 de julio de 2016
En esta porción Pinjás, estudiamos acerca de dos conceptos:
1) Conocer nuestras fronteras, donde sabemos que si cruzamos nos ponemos en la situación de resbalar y resbalar cada vez más.
Cada uno de nosotros tiene que entender su frontera necesitamos estar alertas de donde tenemos esa linea que si la cruzas resbalas, e irá una cosa trayendo a la otra.
No puedes pensar que el mundo físico no te llega a afectar. Puedes pensar con la frase muy mexicana de "¿Qué tanto es tantito?" Pero ahí una respuesta que nos puede ser bastante ejemplificativa es ¿Qué tamaño tiene un espermatozoide? ¿Qué tamaño un óvulo? jajaj Diminutos, y sin embargo, henos aquí "vivos y coleando", seres humanos completos, rodeados de muchas otras personas que igualmente salieron de esa minúscula porción de vida.
No podemos pensar que por pequeño no tiene su propia esencia. La tiene.
Igualmente cuando hacemos ciertas acciones en que sabemos que nos será muy difícil detenernos. Una cosa conduce a otra, una des conexión que te permites puede llegar a tener consecuencias muy grandes. La gente en AA lo sabe, no es viable ni una "copita", porque para ellos significa volver a un infierno que ya no quieren regresar.
Como nos explican nuestros maestros, el mundo está diseñado para caernos y equivocarnos, y por supuesto para levantarnos y para aprender y crecer de ello. Pero hay temas en los que sabemos que si cruzamos alguna frontera puede traer no "la pequeña consecuencia", sino una mayúscula.
¿Ubicas cual es la frontera que no te puedes permitir? Por ejemplo la flojera. Los famosos cinco minutos de "snooze" en el despertador, que algunos pueden manejar y a otros se les convierte en dos horas más que los llevarán al caos de no llegar a tiempo, de dejar plantado a alguien, de no ir a su cita al doctor, o cualquier otra consecuencia que no quisieras tener. Pero es cuestión de la decisión de un instante.
2) Y el otro concepto es atestiguarte a ti mismo. Ser capaz de distinguir a tu cuerpo de tu alma. Esto pasa mucho en la terapia. Atestiguarte a ti mismo enojado, o triste, o receloso, con prejuicios, y ser capaz de cambiar tu observador de lugar y detectar: eso es mi cuerpo en esa situación. Verlo como si fueras tu propio testigo: Y poder corregirte como quien ve a alguien externo.
Ojo: No es ir a corregir a otros, cambiarlos desde nuestro sillón. Es vernos a nosotros mismos y ser capaces de decir esa es una manera de ser que no es inherente a mi alma. Puede parar. Y hacerlo.
Es una sutil maestría saber tu frontera, pero atestiguarte.
Sabiendo estos dos conceptos y practicándolos, el caos en nuestra vida puede desaparecer. Este es el poder de la consciencia de Pinjás. detener el evento que nos lleva en caída libre hacia nuestro caos más constante. Atestiguarnos como quien ve la película y puede actuar como el director, modificando el evento.
Demanda un ejercicio constante, hasta que un día...estás ahí. Viéndote antes de gritar y pudiendo detener sin que sea una represión sino una comprensión. Eso es restricción. No ese acto de angustia por tratar de "no sentir" "no pensar" " "no hacer". Observarte desde un lugar de testigo.
¿Puedes hacerlo? ¿Te interesa?
Shabbat Shalom Comunidad
Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt | Coach
Basado en clasde Ruth Rosemberg 2016 Centro de Kabbalah Boca Ratón
Imagen http://www.reproduccionasistida.org/espermatozoide/
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