Domingo 30 de agosto de 2015
¿Sabías que el corazón genera el campo electromagnético más grande del cuerpo?
Más influyente que la energía de nuestro cerebro, es la energía de nuestro corazón. Recientes investigaciones médicas nos dice que el campo eléctrico medido en un electrocardiograma (ECG) es de aproximadamente 60 veces mayor en amplitud que las ondas cerebrales grabadas en una electroencefalograma (EEG) Hearthmath
Desafortunadamente, la mayoría de nosotros estamos viviendo con un corazón que, debido a una serie de traumas, decepciones y situaciones difíciles, no es capaz de brillar con el poder con que late: el poder del Amor del Creador que está dentro de todos y cada uno de nosotros.
Cuando tenemos un corazón cerrado, tendemos a hablar y actuar desde nuestra naturaleza-víctima, como a diferencia de nuestro Creador en la naturaleza.
Podemos ser muy críticos de los demás y con nosotros mismos nos sentimos atrapados en una rutina. Somos cínicos, miedosos de probar cosas nuevas, y abrumados por las incertidumbres de la vida. Tal vez lo peor de todo, tenemos dificultad permitiendo que otros sean una parte de nosotros y nosotros ser parte de ellos.
Cuando nuestro corazón está abierto, por otro lado, nos sentimos capacitados para hablar y actuar desde nuestro Creador en la naturaleza. Nos sentimos conectados y en armonía con los demás y con el universo. Tenemos menos miedo al futuro o al pasado. Somos capaces de mirar a otros con amor en lugar de juicio, y somos capaces de compartir su alegría y dolor.
Lo mejor de todo, es que somos capaces de sentir la presencia de la Luz del Creador en nuestra vidas. La compasión y la verdadera amistad sólo puede venir a alguien cuyo corazón está abierto. En esa apertura del corazón, se encuentra la belleza de nuestros amigos y seres queridos que tal vez no podíamos ver antes.
Hoy nos centraremos en la apertura del corazón; el corazón es lo que se cierra cuando nuestros sentimientos de indignidad se convierten en el desaliento, en odio y duele, creando bloqueos que nos mantienen encerrados en nuestros patrones negativos, desconectado de nuestro Creador y separados de los demás.
Para empezar, toma unos momentos para anotar cualquier daño, el resentimiento o la ira que tiene ha enconado en su corazón. Siéntase libre de utilizar la música de la meditación del día dos, permítete vaciar tu corazón y anotar todo lo que viene de él. Escribe cualquier bloqueo que sientas, y las situaciones que crees que lo crearon. Nada está bien o mal. El punto es que te permitas tener la experiencia.
Recuerda que, de acuerdo con la ciencia, la energía ni se crea ni se destruye. Es simplemente convertida de una forma a otra. Si se deja sin convertir, los efectos negativos que surjan de nuestra consciencia de víctima sólo se seguirá repitiendo una y otra vez en diferentes escenarios y relaciones que encontramos en nuestras vidas, así como en nuestra campo de energía corporal. Lo que permitimos salir a la superficie en nuestra experiencia es lo que
podemos poseer y podemos entonces utilizar las herramientas espirituales para sanar y desactivarla.
Al mirar por tu lista de los lugares donde se siente bloqueo del corazón, repita
estas cuatro frases, dirigiendo hacia tu corazón, la intención hacia la conversión de cualquier energía negativa o estancada en el amor puro y poderoso.
Te amo.
Lo siento.
Perdóname.
Gracias.
Por hoy me parece suficiente trabajo, porque aunque parece fácil, a veces tenemos tan protegido nuestro corazón, que se vuelve una coraza para no sentir.
El sólo descubrimiento de que lo tenemos así de protegido o resguardado, ya ayuda bastante, ahora descubrir el mecanismo de interrupción de la experiencia de la vida a través de impermeabilizar o anestesiar es un esfuerzo intenso, pero que pagará bien.
Un abrazo Comunidad
Prana Raquel Pascual (traducción), basado en:
Journey.Kabbalah.com
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