Martes 25 de febrero 2014
Es
parte de la naturaleza humana juzgar a alguien por sus acciones, pero
intenta recordar que sin importar qué tan bien creas conocer a alguien,
nunca tienes la historia completa.
Existe una razón por la cual las personas son como son. Antes de juzgar, intenta arduamente amar.
Existe una razón por la cual las personas son como son. Antes de juzgar, intenta arduamente amar.
Yehuda Berg
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En esta semana estamos leyendo la porción llamada Pekudei, y como ya hemos mencionado, en esta se repiten practicamente los textos y las acciones de porciones inmediatamente anteriores.
Recordaremos que con el Becerro de Oro nos caímos (Los israelitas o nosotros, que viene a ser lo mismo) y en estas porciones Vayak 'Hel - Pekudei la historia vuelve a contarse, la oportunidad vuelve a estar presente pero con algunos cambios sustanciales.
En este caso, en esta última historia del libro del Éxodo (en realidad Shemot, Nombres), la gente trajo a Moisés los materiales finales necesarios para construir y levantar el tabernáculo, y para llenarlo completamente con su mobiliario, decoraciones y todos los artículos necesarios como así como las vestimentas. Cada artículo por sí solo estaba listo.
Una contabilidad exacta de estos artículos fue hecha ya que Moisés tenía miedo de que la gente pudiera acusarlo de robo, que le pudieran cuestionar acerca del uso que se había hecho de sus donaciones. Aquí es importante hacer mención de que Moisés ha sido prácticamente el alma más elevada que ha estado en la tierra, por lo que resulta muy extraño pensar que pudiese ser un ladrón, y sin embargo, nos explica Yehuda en su texto de la Biblia revisada desde la perspectiva kabbalista lo siguiente:
"Cuando se generó la negatividad durante el incidente del Becerro de Oro, se abrió la posibilidad de que la gente pudiera acusar incluso a Moisés de robo.
Cuando la energía de muerte o de negatividad entra, no hay límites en el daño que puede hacer."
Ok, y como sabemos que la Biblia no es meramente un conjunto de cuentos para entretenernos confundirnos o molestarnos, sino que son nuestro manual para recorrer nuestra aventura humana, tenemos que pensar en donde está esa vista de negatividad que nosotros mismos podemos inyectar casi incluso sin reflexionar en cada una de nuestras interacciones.
Cuando nosotros juzgamos, claramente damos crédito a una percepción que afecta nuestra capacidad de ver la Luz en toda su intensidad, pero no solo eso, manifestamos algo de nuestra propia negatividad en dicha intervención, nunca quedamos claros y puros, siempre algo de nosotros entra en esa manifestación de energía negativa y no nos permite recibir tampoco la bondad que seguramente está también incluida en la circunstancia.
Lo pienso mucho en el caso del juicio por ejemplo hacia los padres, los que suelen ser nuestras figuras de autoridad (para equiparar que aquí es a Moisés a quien se está juzgando como capaz de cometer algo ilícito). Nosotros recibimos directamente de ellos, no hay canal más explícto que ellos en este mundo para nosotros...simplemente para decirlo fuerte y claro, te diero la vida...y habitualmente es a los que peor les va en nuestros reclamos.
Entiendo que por la cercanía nos sea tan factible opinar de sus desempeños como figuras de autoridad, como guías o como ejemplos a seguir...pero siempre debemos saber que conocemos su historia parcialmente. Casi nadie piensa en sus padres como personas completas con sufrimientos, dolores y oquedades...¡Y es tan importante hacer las paces con sus figuras para nuestra propia paz!
Y ya de ahí para el Real, todos los demás que vivimos enjuiciando.
Vamos aclarando nuestros canales que si no, de verdad que filtramos muchos aspectos de la Luz sin poderlos apreciar.
A trabajar con ello, que sólo nos hacemos merecedores de misericordia cuando somos capaces de darla.
Feliz día Querida Comunidad del Blog =)
Prana Raquel Pascual
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