Del 16 al 22 de diciembrede 2012
El gran Kabbalista Baal Shem Tov solía viajar a
través de las ciudades europeas enseñando y ayudando a las personas, y en una
ocasión tuvo que escoger entre quedarse en la casa de un sabio en la Kabbalah o
en la casa de un ladrón.
¡Puede que te sorprenda que escogiera quedarse en el hogar del ladrón! A pesar de que el hombre era un erudito, también tenía un gran ego. El Baal Shem Tov dijo: “Donde sea que haya ego, no hay espacio para Dios”. El ladrón, sin embargo, incluso con toda su negatividad, no sentía que era mejor que alguien más. Él realizaba acciones negativas, pero no tenía ego. Tenía espacio para aprender y cambiar. Pero una persona que piensa que tiene todas las respuestas no siente necesidad de cambiar.
Esta es una de mis historias favoritas porque ilustra una lección tan importante para aquellos de nosotros en un camino espiritual: Reconocer que no lo sabemos todo es un prerrequisito para alcanzar sabiduría.
Esto no solamente aplica para nuestro estudio de Kabbalah. Puede aplicarse absolutamente a cada aspecto de nuestras vidas. Si nos adentramos en una situación pensando que tenemos todas las respuestas, o incluso creyendo que tenemos gran sabiduría espiritual, no aprendemos la lección que la Luz destinó para que aprendiéramos. Esto aplica para todo, desde una reunión de negocios hasta un simple almuerzo con un amigo. Para ser una vasija, un recipiente de la Luz, tenemos que volvernos humildes. Tenemos que deshacernos de nuestro ego y nuestro conocimiento para estar vacios. Tenemos que reconocer que cada persona en nuestras vidas es un mensajero de la Luz, sólo si estamos abiertos a escuchar.
Este entendimiento puede también darnos una perspectiva renovada cuando se trata de enfrentar nuestros desafíos. Muchas veces cuando no tenemos las respuestas o no podemos encontrar las soluciones, nos sentimos frustrados. Pero es en estos momentos precisos cuando estamos más abiertos para recibir la Luz al hacer nuestro trabajo espiritual.
Mientras más llenos estamos con nuestros propios pensamientos, menos espacio hay para la Luz.
Vacíate a ti mismo de tus ideas y la Luz encontrará su entrada.
Todo lo mejor,
Yehuda
¡Puede que te sorprenda que escogiera quedarse en el hogar del ladrón! A pesar de que el hombre era un erudito, también tenía un gran ego. El Baal Shem Tov dijo: “Donde sea que haya ego, no hay espacio para Dios”. El ladrón, sin embargo, incluso con toda su negatividad, no sentía que era mejor que alguien más. Él realizaba acciones negativas, pero no tenía ego. Tenía espacio para aprender y cambiar. Pero una persona que piensa que tiene todas las respuestas no siente necesidad de cambiar.
Esta es una de mis historias favoritas porque ilustra una lección tan importante para aquellos de nosotros en un camino espiritual: Reconocer que no lo sabemos todo es un prerrequisito para alcanzar sabiduría.
Esto no solamente aplica para nuestro estudio de Kabbalah. Puede aplicarse absolutamente a cada aspecto de nuestras vidas. Si nos adentramos en una situación pensando que tenemos todas las respuestas, o incluso creyendo que tenemos gran sabiduría espiritual, no aprendemos la lección que la Luz destinó para que aprendiéramos. Esto aplica para todo, desde una reunión de negocios hasta un simple almuerzo con un amigo. Para ser una vasija, un recipiente de la Luz, tenemos que volvernos humildes. Tenemos que deshacernos de nuestro ego y nuestro conocimiento para estar vacios. Tenemos que reconocer que cada persona en nuestras vidas es un mensajero de la Luz, sólo si estamos abiertos a escuchar.
Este entendimiento puede también darnos una perspectiva renovada cuando se trata de enfrentar nuestros desafíos. Muchas veces cuando no tenemos las respuestas o no podemos encontrar las soluciones, nos sentimos frustrados. Pero es en estos momentos precisos cuando estamos más abiertos para recibir la Luz al hacer nuestro trabajo espiritual.
Mientras más llenos estamos con nuestros propios pensamientos, menos espacio hay para la Luz.
Vacíate a ti mismo de tus ideas y la Luz encontrará su entrada.
Todo lo mejor,
Yehuda
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Tener certeza es también tener confianza en los tiempos del Creador.
Esa es una gran lección difícil de aprender.
No precipitarnos, pero también saber aceptar cuando llega la bendición. No quererla arrebatar, pero tampoco cerrarle la puerta.
¿Qué bendiciones tienes hoy a las que no abres tu corazón? o ¿Qué situaciones debes vivir con paciencia para que el proceso suceda?
Hacer espacio para la Luz es dejar un tiempo razonable para dejar que la Luz actúe en forma de acontecimientos, de tiempo de reflexión, de que algo se acomode, muchas veces estamos ansiosos de que algo pase o se detenga...Quizás a veces por meter la mano la Luz no tiene más que dejar que algo pierda Su Cadencia...si dar un rodeo para llegar al punto.
Las pausas son para hacer un alto y revisar nuevamente el mapa, lo cual tampoco implica detenerse para siempre.
En ese momento de respiro, invita a Di-os.
Quizás tu necesitas sentir la posibilidad de pérdida, quizás necesitas recordar de nuevo lo que quieres, o lo que después de todo te hacía sentir pleno. Si no sabes para donde...para andar, invita a la Luz, pero no te detengas a solo esperar...observa...
La vida es un juego de turnos. Hay que saber esperar a que Di-os tire sus dados...pero hay también que saber hacer nuestra parte cuando toque =)
Respira hondo. Que Di-os te habite. Serénate.
Ahora si
¿Qué sigue?
Prana Pascual
Imagen: http://thestuffithinkabout.com/2012/09/28/we-all-have-one-thing-in-common-a-spark-of-light-from-the-divine/
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