Esta semana se trata de elevación espiritual y Luz
iluminadora. Había tantas personas en la Biblia que eran muy elevadas
espiritualmente. Incluso Miriam y Aaron. Siguieron a Moshé por todo el
desierto, lo ayudaron, etc. y sin embargo en esta lectura ambos llevan a cabo una acción tan humana en el sentido de "terrenal" o "baja" de cometer Lashon Hará, Mala Palabra.
¿De qué hablaron Miriam y Aarón?
Hablaron mal porque no les
gustaba la mujer con la que se iba a casar Moshé. Tziporah hija de Yitró el líder midianita que había sido sacerdote al servicio del Faraón.
El problema aquí es que muchas veces nos encontramos con
personas que creemos que son muy altas, ya sea un maestro espiritual, un jefe,
un mentor, y los admiramos y los ponemos en pedestales debido a lo alto que
creemos que es su conciencia. Pero entonces, a veces ves a estas personas en
situaciones normales, y nos sentimos muy diferentes con respecto a ellas.
Por
ejemplo, digamos que tienes un jefe que es muy profesional, bien hablado,
inteligente, y luego lo ves en la playa, jugando con su perro, actuando como un
tonto. ¿Qué pasa entonces? Ves a alguien que pensabas que estaba en un alto
nivel actuar de una manera muy ordinaria y de repente hay una brecha entre lo
que estaba en tu mente y lo que realmente está sucediendo. Las personas a las
que pones en pedestales a veces hacen cosas que no entiendes, y eso en tu cabeza, niega todo
el bien que alguna vez hicieron.
Personalmente he tenido oportunidad en estos días de ver las reacciones en crudo de personas que en su normalidad son sensatos y maduros, pero las pruebas de la vida los ponen en extremos en los que se equivocan o se extralimitan en sus reacciones.
Hay dos eventos sucediendo en este caso: ellos que tienen la oportunidad de caer y volver a elevarse, que siempre es más meritorio que nunca enfrentar pruebas y nunca perder la compostura, pero lo otro que acontece es la difícil tarea de admirar a otro ser humano cuando tienes la oportunidad de juzgarlo.
Esa purificación es compleja y sin embargo es una limpieza que necesitaremos si no queremos quedar atrapados en ese fango de juzgar sin misericordia a alguien que también está en la condición de ser una persona encarnada.
¿Puedes tomar la perspectiva necesaria para mirar con ojos comprensivos esta situación?
La verdad, se necesita grandeza de alma para hacerlo. Es un buen ejercicio no hacer leña de un árbol caído cuando nuestro ego ve la oportunidad.
Elevarnos de nuestro ego y el impulso de creernos más elevados por ver a alguien caer.
Reflexionemos y corrijamos Comunidad
Prana Raquel Pascual - Coach - Psicoterapeuta
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