Verás que en la cena de Pesaj hay varias cosas que
tienen que ver con los niños. Los niños en
general tienen la conexión con la energía de la continuidad. Nuestros niños son la
siguiente generación, por lo que esta redención que se hace, es despertar el rejuvenecimiento y la
continuidad.
En Pesaj se lee un libro que se llama Haggada, en ella hay muchas historias que son en realidad, códigos, no es una lectura plana por decirlo así.
En la Haggada se mencionan los cuatro hijos que hacen preguntas. Estos niños que hacen estas preguntas se describen como Uno que es
sabio, uno que es malvado, uno que es simple y otro que no sabe cómo preguntar.
Cuando habla de los hijos, no son los niños en realidad sino
un código sino 4 niveles de consciencia que existen dentro de
nosotros, maneras de pensar, cuatro maneras o percepciones de cómo vemos al
mundo, opciones de cómo "salir de Egipto", es un modelo de
dificultad o reto que enfrentamos en nuestra vida.
El Sabio es el que quiere saber como se hace la conexión de Pesaj con toda exactitud, pregunta cuánto comer, en qué momento exacto, las cantidades exactas, todo con precisión. Aquí el punto es que a veces, mientras más sabes más dudas, puede preocuparte más de lo que puedes abarcar.
La respuesta que se le da es abre tu corazón, vive la EXPERIENCIA.
El malvado se excluye a si mismo de la comunidad, pregunta ¿De qué sirve hacer esto? Ve todo lo
negativo y no le ve una buena razón para, solo hay mal. No puede extraer bien
de ninguna realidad, alguien que no quiere ver bien en nada.
La situación aquí es que aunque pase algo bueno no se permite verlo.
El simple está completo, es el que puede dejar ir, puede hacer restricción, en realidad no es una pregunta sino una afirmación de siempre recordar a la LUz.
El que no sabe preguntar es alguien que está expuesto a tanta información que no sabe que preguntar. Hay que explicarle y compartir con él.
Como verás, es un tema de cómo nos aproximamos a la vida y a la experiencia, queriendo saberlo todo, que puede ser un extra control, el malvado que en realidad es el incrédulo que no puede recibir nada de lo bueno que hay porque no está dispuesto, el simple que está más receptivo y sereno y puede dejar ir cuando se requiere y puede apreciar lo que hay, y el que no está conectado pero no tiene una actitud cerrada sino que se le puede explicar y compartir.
¿Cual actitud quisieras tomar para estos momentos que estamos viviendo? Leeremos acerca de ellos en Pesaj, vale la pena tener claro cual de los niños nos gustaría ser. :-)
Un abrazo
Prana Raquel Pascual
Coach de Vida y Carrera | Psicoterapeuta
Basado en clase de Ruth Rosemberg 2018
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