MARTES 18 DE MARZO DE 2008. Mi hermano Michael hablaba a estudiantes en Los Ángeles el fin de semana pasada, acerca de la importancia del reconocimiento. El repitió algo que mi padre nos enseñó cuando crecimos: en el momento que se pierde el reconocimiento, se pierde la relación.
Yo hablé sobre el reconocimiento en la Afinación Diaria del domingo pero es sumamente relevante ahora, cuando la energía de las dudas está más fuerte.
La lección para recordar es: nuestra conexión con los demás, con nosotros mismos, y finalmente con la Luz del Creador, empieza y termina con el reconocimiento.
Esto es algo que tú sabes. Solamente deseo recordarte la importancia tan grande de constantemente luchar por el reconocimiento. No te equivoques, es una pelea. Una batalla. Una guerra.
Es fácil estallar en ira e indignación pero es mucho más difícil luchar la batalla interna contra el ego [celos,inseguridad, resentimiento, dudas, y tú puedes añadir el resto.]
¿Quiénes son aquellas personas en tu vida a quienes has empezado a tomar por aceptadas?.
La mejor forma de recibir ese agradecido reconocimiento de vuelta es imaginar cómo sería la vida sin ellos.
Yehuda Berg
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La historia de este amor, no data de muchos años, sin embargo eran dos personas que siendo de carácter fuerte podían llegar a pronosticar algunastormentas, pero también tenian muchas afinidades que parecían hacer viablela posibilidad de un feliz y duradero encuentro.
Se conocieron por intervención de una mujer que tuvo ojos para ver sus parecidos. Desde el primer momento en que se vieron hubo un reconocimiento de algo que solemos llamar "química" --esa afinidad que nos atrae a vecesbienaventurada y a veces pareciera que fatalmente hacia una travesía que nopodemos dejar pasar de largo en nuestros destinos-- una especie de estaciónen la ruta en la que hay que bajar para resolver algún asunto pendiente detiempos pasados.La historia fué de un amor arrebatado que tomó tintes de formalidad conbastante velocidad, de pronto la música, las salidas, los encuentros se vieron inmersos en un súbito re-proyecto de vida que quiso enmarcarse en la fastuosidad de una remodelación inmensa para hacer el nido de lo que pensaban sería el resto de sus vidas.
Entre yeso, pintura y sueños el día a día los fué atrapando, los costos infinitos, las presiones empezaron a lograr que día con día algo del dorado inicio fuera despostillándose. De pronto ella ya no era la cocinera extraordinaria, de pronto el ya no era el hombre que podía manejar todas las crisis, de pronto ella no era los suficientemente organizada, de pronto el no era lo suficientemente considerado.
Así fué hasta que un día, la bomba que se había estado fragüando entre los reclamos y expectativas no resueltas estalló desatando el infierno y sus corceles, mismos que devastaron la ilusión de un futuro prometedor.
Abogados, policías, ministerios, multas, separos, mazmorras...lo increíble y más, y después de todo, el silencio, la separación, el adiós...
Ayer, entre un tibio café y el sol de la ventana abrazándonos en el balcón de aquel restaurancito, lo más triste de la historia que mi amiga me cuenta: "Después de todo --bebe un sorbito a su taza mientras una lágrima rueda por su cara silenciosamente-- ¡¡Lo que más me duele de todo es extrañarlo tanto!!
La miro y reconozco a tantos de nosotros en esa tristeza con sabor a café...
Prana Pascual