Domingo 18 de octubre de 2015.
En su definición más simple, la espiritualidad es el proceso de aprender a amar.
Karen Berg
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Es importante recordar, que es en esta semana que comenzamos a seguir la historia de Abraham. Desde el Shabbat pasado ya hay un nexo de conexión con esta energía pero en realidad esta semana es cuando empezamos a ver la historia del Patriarca que nos conecta con el amor y la misericordia, y el trabajo espiritual por si mismo, que es la transformación del deseo de recibir para sí mismo por el deseo de compartir.
Nos encontramos la historia de Avram (o Abram) que aún no tiene el componente de la letra HEI en su nombre.
El Creador le da la instrucción: Deja tu país, deja a tu gente, deja la casa de tu padre y ve hacia la tierra que yo te mostraré"
Nos explican los sabios que esta una instrucción de empezar un viaje físico, pero también el viaje interno.
Nos explica la Biblia kabbalista: Es naturaleza humana quedarnos con las cosas a las que estamos habituados, de seguir haciendo lo que siempre hemos hecho, e imitar lo que nuestra familia y amigos hacen esto con el objetivo de ser aceptados, de mantenernos en nuestra zona de confort.
Avram entendió que tenía que embarcarse en un cambio interno, y elegir por sí mismo estar siempre con la Luz e ir contra la comodidad de su ego.
No malentendamos, no es que estar con nuestra familia y nuestros amigos no estén bien de alguna forma, sino que nos menciona el libre albedrío de no actuar robóticamente. De hecho, amar, no puede ser una acción ni en automático, ni algo que no se elija.
Cierto que hay gente que despierta nuestra pasión o nuestro gusto, pero realmente estar dispuesto a ver por otro, querer su bien aún por encima de que a veces nos saquen de nuestras casillas o nos requieran de hacer cosas incómodas que no hubiéramos accedido a hacer por nadie más, pero eso se va cultivando.
Es muy interesante cuando el Rav --a través de los maestros-- sabemos que decía que en realidad contamos con los dedos de una mano a las personas que realmente amamos incondicionalmente. En una población de millones de seres humanos son tan sólo unos poquititos ...si somos afortunados, que caen en esa incondicionalidad.
Piénsalo. Hay gente a quien queremos porque nos complace y el día que no, en ese momento retiramos nuestra afección e incluso llegamos a despreciarlos y a odiarlos ¿Eso era amor?
¿En cuántas personas podemos pensar que los queramos como para "tomar una bala por ellos" si así nos fuera requerido? (Nadie quiera probarlo en vivo y a todo color, pero es así de cierto).
Sé que son ejemplos extremos, pero ciertos. Tenemos mucho que hacer antes de refinar nuestra verdadera capacidad de amar, la que de verdad va más allá de cuánto me gratifique o no la otra persona.
En este viaje estamos. Vale la pena saberlo. Estamos siendo requeridos a amar profundamente, más allá de que la persona coincida y acceda a satisfacer todo el tiempo a mi ego.
Ese es un viaje que nos puede durar toda la vida.
Andando Comunidad
Prana Raquel Pascual
Psicoterapeuta Gestalt