Sábado, 1 de junio de 2013
Cuando alguien está atravesando un momento
difícil, por lo general nuestro instinto es querer darle la solución que a
nosotros nos ha ayudado.
Si bien es un atributo positivo querer asistir a otros, parte de nuestra propia transformación es volvernos más sensibles para saber cuándo es momento para dar un consejo o cuándo es mejor guardar silencio y escuchar.
Nuestro trabajo no es arreglar a las personas. Nuestro trabajo es estar allí para ellos.
Si bien es un atributo positivo querer asistir a otros, parte de nuestra propia transformación es volvernos más sensibles para saber cuándo es momento para dar un consejo o cuándo es mejor guardar silencio y escuchar.
Nuestro trabajo no es arreglar a las personas. Nuestro trabajo es estar allí para ellos.
Yehuda Berg
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Curiosamente, gran parte de las personas cree que cuando vas a una psicoterapia, vas a que te aconsejen...y justo nosotros, los psicoterapeutas, nos entrenamos en lo contrario jajajaja, justo en refrenar el inherente impulso humano de "te voy a decir cómo se le hace".... :D
¡Y de verdad! Vivimos aprendiéndo a hacer restricción en nuestro habitual impulso de "yo te voy a explicar" (sabihondo jaja), y nos revisamos por muchas sesiones de supervisión para llegar al punto de ser acompañantes activos, presentes para la otra persona...pero no directivos, no "predicativos" :)
Ese es el gran esfuerzo de estar aquí y ahora con la persona, estar decididamente y con esmero en el cuidado del proceso del otro...sin querer dominarlo, sin querer controlar sus deseos ni necesidades, pero estando cerquitita de lo que les pasa para ayudarles a generar ese momento de "ahhhhhh", que efectivamente, en sus ojos, se ve como una luz que se enciende :)
A ese momento de Luz un autor llamado Delacroix lo denomina "maravillarse"...eso se siente cuando ves ese "encenderse" en la persona a la que acompañas...
Claro, depende de que tipo de psicoterapia, yo me preparé en psicoterapia Gestalt Humanista, una combinación entre dos vías en la que ambas coinciden en que nadie sabe mejor a su proceso, que la propia persona, aunque aún no se haya dado cuenta de ello :) Ahí es donde nosotros entramos, donde podemos trabajar con esa certeza de que "darse cuenta" es --como lo explica la Kabbalah-- un PROCESO de revelación.
Nadie sabe más que necesita que tu propia Alma.
Yo digo que el proceso de psicoterapia es un trabajo en el que te alías con el Alma, pero también respetas al Oponente. No buscas romperlo de cuajo ni mucho menos; buscas de que manera está creando el claroscuro que da el perfil y la profundidad de la persona...y partimos de la base de que todo lo que haces es porque de alguna manera te está siendo necesario...quizás ya no funcional, pero si lo mantienes, si algo que denominamos "sabiduría organísmica" no lo ha acabado por eliminar, es porque esa "capita de ego", esa cáscara aún te está cubriendo de una luz que no sabes cómo asimilar...el trabajo está en que veas tus recursos para re-conocerte mejor...el tipo de klipá que tienes habla mucho también de la verdad de tu Alma y nos ayuda a pacientemente apoyar al otro...que quizás podamos denominar cliente...porque los que tenemos que ser pacientes somos los que acompañamos el proceso, para no desbordarnos a querer "solucionarle la vida a nadie".
La restricción es una actitud útil en todo contexto, pero en el del respeto al proceso ajeno, aún más.
¿Cómo lo puedes empezar a poner en la práctica en tus relaciones?
¿Y a ti qué te pasa ante esta nueva posibilidad de relacionarte?
¡¡Shabbat Shalom Querida Comunidad!!
Prana Raquel Pascual
Imagen Pinterest
Traducción: La gente no siempre necesita consejo. A veces, todo lo que necesitan es una mano que tomar, un oído que les escuche y un corazón que les entienda.